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Ríos de mosto para salvar el Marco

Los manifestantes culminaron la protesta a las puertas del Consejo Regulador, donde arrojaron unos 3.000 litros de vinoUnos 300 viñistas, a bordo de 200 coches, realizaron ayer una caravana por toda la Denominación

MARÍA JOSÉ PACHECO
| JEREZ.Actualizado:

«Ni somos cuatro gatos, ni nos falta razón, ni estamos aquí por gusto». El alcalde de Trebujena, Manuel Cárdenas, resumía así el sentir de los alrededor de 300 viñistas de la Denominación de Origen del Vino de Jerez que secundaron ayer la protesta convocada por la Plataforma en Defensa de la Viña (Pladevi) y que recorrieron en caravana toda la zona productora. En los coches que usan para trabajar en el campo, que sumaron más de dos centenares, se desplazaron por localidades como Trebujena, Sanlúcar o Chipiona mostrar su rechazo a la actitud de la Administración andaluza y del Consejo Regulador, a los que acusan de no aportar por soluciones de futuro para el Marco de Jerez.

Poco después de las nueve de la mañana unos 100 vehículos partieron de una de las localidades viñistas más emblemáticas, Trebujena, y a lo largo del recorrido se fueron sumando más coches hasta que la caravana de más de 200 -como confirmaron fuentes policiales- hizo su entrada en Jerez para dirigirse a la sede del Consejo Regulador, en plena avenida Álvaro Domecq.

Fue al filo de las 13 horas cuando se hizo necesario que se cortaran los seis carriles de la avenida para dar entrada a la comitiva de vehículos precedidos por una megafonía que repetía hasta la saciedad «Por un precio justo de la uva, por la paridad en el Consejo Regulador», lema que presidió la protesta junto a los carteles de «Salvemos las viñas» o los que pedían «Blindaje para el Marco de Jerez». Varias cepas de viñedo arrancadas, como símbolo del patrimonio que se puede perder en la Denominación, y una cisterna cargada con 3.000 litros de vino de las cooperativas de Trebujena y la sanluqueña La Caridad fueron los platos fuertes de la protesta.

Y es que los viñistas no se lo pensaron dos veces a la hora de regar con mosto del Marco la avenida y la puerta de la Casa del Vino, al tiempo que algunos de los integrantes de la protesta repartían copas de manzanilla entre los asistentes. Otros, mientras, trataban de introducir en la sede del Consejo las enormes cepas.

Después llegaron las intervenciones de los convocantes de la protesta. El que abrió el fuego fue el alcalde de Trebujena, que además ayer fue multado por la Guardia Civil en el transcurso del recorrido de la caravana, y que hizo una clara declaración de intenciones: «Los viñistas seguimos dispuestos a dar batalla, porque éste es un momento clave». Cárdenas acusó a la consejera de Agricultura, Clara Aguilera, de «mentir» y «descalificar» a los que están en pie de guerra en la zona, y recalcó que «lo que queremos es un futuro para los 3.000 viticultores del Marco, que no queremos estar en manos de los cuatro de siempre», en referencia a las bodegas y organizaciones como Asevi o Aecovi. De hecho, reprochó a la Junta «que se haya aliado con la patronal, que es a quien representa esta casa», dijo señalando la sede del Consejo Regulador.

Por su parte, el portavoz de Pladevi, Fernando Ageo, insistió en que el problema del Marco son los excedentes, y dijo que el Plan de Viabilidad «hay que mejorarlo en un 98%» porque no soluciona nada, «ya que con el kilo de uva a 13 céntimos no hay rentabilidad»; que las bodegas «no trabajan para mejorar la competitividad, sino que siguen tirando los precios»; y que la Junta tiene en su mano la potestad de legislar para blindar la Denominación desarrollando la Ley del Vino, «pero no quiere involucrarse, sobre todo mientras el Consejo Regulador le tapa todas las vergüenzas».

Finalmente también tomó la palabra el secretario general de COAG Cádiz, Miguel Pérez, cansado de que «digan que somos los que estamos detrás de esta gran movilización cuando muchos de los viñistas que están aquí son socios de Asaja», y que no sólo alertó de que paso a paso «se acaba el patrimonio del Marco», sino que fue más allá y calificó de «esclavitud encubierta» lo poco que pagan por la uva después de tanto esfuerzo. «Alguien se lo lleva calentito», concluyó.