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Fotografía de archivo de Gascoigne, detenido en Londres en noviembre de 2006 tras protagonizar uno de sus escándalos. :: AFP
LA PRÓRROGA

Gascoigne añora el regazo de Robson

«A veces deseo haber muerto para encontrarme con él», confesó a 'The Sun' tras su último accidente de coche

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Paul Gascoigne se encuentra disfrutando de su novena vida. O eso piensan muchos de los que lo conocen. El legendario centrocampista inglés es ya más recordado por su atormentada vida personal que por sus virtudes sobre el terreno de juego. El último de sus episodios lo protagonizó la noche del pasado domingo 13, cuando fue víctima de un accidente de coche que pudo haber acabado con él. Iba como pasajero en un Opel Astra conducido por una mujer de 36 años, que posteriormente fue detenida y acusada de ponerse al volante bajo los efectos del alcohol. En el vehículo viajaban cuatro personas. Se estrelló contra una farola y quedó aplastado después de chocar contra una pared a más de 144 kilómetros por hora. El resultado: seis costillas rotas, un pulmón perforado y la cara como un poema. Pero su estado no reviste gravedad.

En una extensa entrevista publicada ayer por el rotativo británico 'The Sun', el mítico centrocampista reconocía que, en ocasiones, ha deseado haber muerto en ese accidente para encontrarse en el cielo con Bobby Robson, con quien siempre ha estado muy unido y que falleció el 31 de julio de 2009 víctima de un cáncer contra el que luchó durante más de 18 años, y del que llegó a sobreponerse de cuatro brotes.

«A veces deseo haber muerto en ese accidente automovilístico para poder encontrarme con Sir Bobby Robson, lo echo mucho de menos», reconocía en la citada entrevista. El que fuera seleccionador inglés y, entre otros clubes, técnico del Barcelona, fue quien abrió la puerta de la selección inglesa a 'Gazza' en 1988 y uno de los principales artífices de su brillante papel en el Mundial de Italia 90, del que se despidió llorando en la semifinal contra Alemania Federal al ver la segunda tarjeta amarilla que le hubiera impedido cumplir su sueño de disputar la final.

«Ha sido mi segundo padre», dijo muy afectado en el momento del adiós del entrenador. Y es que la personalidad serena de Robson, su talante conciliador y su cierto aire paternalista servían de luz a la inestabilidad que caracterizaba la forma de ser del centrocampista.

De hecho, fue el único técnico capaz de sacarle su mejor rendimiento, de motivarlo y de confiar en él en los peores momentos. «Era una especie de hijo bonito para él», repitió 'Gazza' en la despedida de Robson, en la que no podía parar de llorar.

Un señor en los banquillos, un padre fuera del campo. El polo opuesto a una leyenda que ha vuelto a protagonizar un nuevo escándalo, consecuencia de sus abusos y de su irresponsabilidad. «Va a morir pronto. No sirve de nada ayudarle, es una pérdida de tiempo. Si pudiera pedir un deseo, desearía que nos dejara», llegó a decir su hijo Reagan cuando sólo contaba con 12 años. «Que haya sido un gran jugador no quiere decir que haya sido un buen padre».

Un punto de inflexión

Sin duda, uno de los golpes más duros que haya podido recibir Gascoigne, mucho más que sus diversos accidentes, sus ingresos hospitalarios o, incluso, la pérdida de su casa y de su patrimonio por culpa de sus excesos.

Pese a todo, en las últimas fechas había seguido tirando de la bebida y las pastillas, tal vez como método para evadirse. Sin embargo, este accidente puede significar un antes y un después en la vida de 'Gazza'. Nadie mejor que él sabe que la suerte a veces cambia de banda, y en su caso ha permanecido durante demasiado tiempo a su lado. Por eso, quiere reconducir su conducta. «Mientras sea capaz de levantarme por las mañanas, seguiré luchando. Tengo a mi madre, a mi padre y a mis niños que me hacen seguir peleando. Ahora estoy buscando una casa para despejarme y descansar en un sitio decente», expresó en la citada entrevista en 'The Sun'.

'Gazza' quiere curarse de la enfermedad más común entre los futbolistas ingleses. La que atormentó a míticas figuras de la talla de George Best, Graham Rix, Tony Adam, Paul Merson o Teddy Sheringham. El alcohol ha vuelto a causar estragos en su vida. Quizá la próxima vez no haya tanta suerte.