UN DÍA EN SUDÁFRICA

Elogios de los trotamundos

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La victoria de Ghana ante Estados Unidos no sólo ha servido para que África conserve con vida a su único representante en la Copa del Mundo y la débil llama del orgullo continental se mantenga todavía encendida. También ha tenido otra consecuencia lateral, menor si se quiere, pero curiosa: volver a poner en el escaparate a un entrenador de la antigua Yugoslavia, a uno de esos técnicos errantes que, procedentes de los Balcanes, acaban buscándose la vida e impartiendo doctrina por cualquier rincón del planeta. Un Mundial no sería un Mundial sin que uno de estos trotamundos ocupe el banquillo de una selección, a ser posible exótica.

En este caso, hablamos de Milovan Rajevac, un ex defensa internacional del Estrella Roja que se ganó una reputación como técnico clasificando para la Copa de la UEFA en 1989 al humilde FK Borak. A partir de ese éxito, Rajevac hizo lo que hacen tantos colegas y paisanos: las maletas. Comenzó a rular por el mundo, primero por Suecia y luego por Alemania y China, donde dirigió al Pekín Guoan. En 2004, antes de regresar a su país para triunfar en el Vojvodina de Novi Sad, el seleccionador de Ghana tuvo una experiencia decisiva: se convirtió en ayudante de 'Bora' Milutinovic en el Al Saad qatarí.

Se hace difícil saber de qué modo influyó en Rajevac el contacto con el único entrenador que ha dirigido a cinco selecciones diferentes en cinco Mundiales. Llegados a este punto, el cronista debe reconocer que Milutinovic, verdugo de España en 1998 cuando ejercía su magisterio en Nigeria, le hace bastante gracia, pero que no sabe muy bien qué pensar de él. Hace unos días se lo encontró en el centro de prensa del Ellis Park de Johannesburgo y quiso realizarle una entrevista para hacerse una idea del personaje y que le contara anécdotas jugosas y chascarrillos varios de sus aventuras de entrenador en doce países. Sin embargo, en el trayecto en busca de la grabadora, el actual seleccionador de Irak se disolvió en el espacio. Quizá acabara de recibir una oferta para dirigir a Groenlandia.

Teniendo en cuenta que hablamos de un hombre cuya biografía convertiría en una anécdota la del mister Peregrino Fernández que escribió Osvaldo Soriano, el desconocimiento del cronista no tiene perdón. Pero es que, en ocasiones, uno es incapaz de recordar lo esencial y, en cambio, tiene una memoria prodigiosa para las bobadas. Y de 'Bora' Milutinovic se le ha quedado aquella humorada que el técnico serbio soltó cuando su selección de entonces, la de China, se despidió del Mundial de Corea y Japón. «Antes del Mundial entré a una iglesia para hablar con Dios. Me preguntó, '¿qué quieres, 'Bora'?'. Y yo le dije: 'lograr lo mismo que Francia'. Y Dios cumplió con su palabra. Francia y China fueron los dos únicos países que no marcaron goles. Claro, yo me refería a lograr lo que Francia hizo en 1998, pero no me entendió».

Rajevac no dice estas cosas, pero pertenece a esa misma estirpe de serbios, croatas, bosnios, montenegrinos y demás que han hecho carrera por el ancho mundo. La lista es interminable. Los sucesores de Bosko Simonovic, el legendario técnico que llevó a una selección yugoslava integrada por 13 jugadores serbios -los croatas hicieron boicot-, a quedar tercera en el Mundial de 1930, han demostrado ser culo de mal asiento. Hay que ganarse la vida, oiga. Ahí están los casos de Miljan Miljanic, seleccionador de Yugoslavia en los Mundiales de Alemania y de España, famoso por su paso por el Real Madrid y el Valencia; de Vujadin Boskov, aquel catedrático de la obviedad; de Blagoje Vidinic, entrenador de la inolvidable selección de Zaire en 1974 y más tarde de la de Colombia; de Ljubko Petrovic, que dirigió en Uruguay, donde se hizo famoso por una espantada cuando dirigía a Peñarol, y también en China y en Bulgaria; de Milovan Djoric, ex jugador del Oviedo, que hizo carrera en El Salvador y China; del bosnio Ivica Osim, que ganó sus cuartos en Grecia, Austria y Japón, donde fue seleccionador; de 'Toza' Veselinovic, todo un personaje en Colombia, Turquía, Grecia, Austria e Italia; o de 'Ciro' Blazevic, el técnico que llevó a Croacia a repetir en 1998 la gesta de Yugoslavia en 1930, un éxito que le permitió fichar como seleccionador de Irán y luego dirigir en Suiza, Francia y Grecia. El fútbol debe mucho a estos trotamundos.