La jefa del Gobierno interino, Rosa Otunbáyeva. / Ap
celebración de referéndum

Kirguistán aprueba una nueva Constitución

La participación ha sido mucho más alta de lo esperado; según datos oficiales se ha situado en torno al 70%.

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Kirguistán ha aprobado hoy en referéndum una nueva Constitución. Así lo ha anunciado en una rueda de prensa celebrada tras el cierre de los colegios electorales, la jefa del Gobierno interino, Rosa Otunbáyeva. Según sus palabras, “hoy es un día histórico”, ya que Kirguistán “se ha dotado de instituciones legítimas de poder y tendremos ahora, no un Gobierno interino, sino legítimo”. Ha afirmado también ser ya la “presidenta del país durante el periodo de transición y responsable directa del Ejecutivo”. Comienza así, ha añadido, “el camino hacia el establecimiento de una verdadera democracia del pueblo”. Otunbáyeva ha realizado tales declaraciones sin haberse escrutado todavía las papeletas.

El índice de participación ha estado muy por encima de lo esperado. Según datos oficiales se ha situado en torno al 70%. El Gobierno provisional surgido tras el derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíev, el pasado mes de abril, necesitaba efectivamente la consulta, no sólo para modificar la Carta Magna y desbrozar el camino hacia las legislativas, sino también como única forma de legitimación.

Los kirguises tuvieron que plasmar en la papeleta de voto su consentimiento o desacuerdo con el nuevo proyecto de Constitución, que convierte la figura del presidente en un mero cargo representativo y deja en manos del Parlamento la formación del Gobierno. El nuevo jefe del Estado se presentará para un único mandato de seis años. Otunbáyeva, se propone convocar elecciones parlamentarias para el próximo otoño.

Abstención en Osh y Jalalabad

El líder del partido “Kirguistán Unido”, Adaján Madumárov, no obstante, ha manifestado que los datos oficiales de participación “son extremadamente exagerados”. Las localidades con mayor abstención han sido Osh y Jalalabad, escenario de los graves incidentes que acabaron con la vida de casi 300 personas en las horas siguientes a la noche del pasado 10 de junio, cuando jóvenes kirguises y uzbecos protagonizaron una colosal reyerta que degeneró en limpieza étnica.

Unas 200 personas se manifestaron esta mañana en Jalalabad y llamaron a no acudir a las urnas mientras las personas arrestadas bajo sospecha de haber participado en la matanza de uzbecos no sean puestas en libertad. Según las agencias rusas, en el sur del país hubo mucho menos movimiento en los colegios electorales que en la mitad norte.

Jesús López-Medel, representante de la presidencia de turno de la OSCE y observador del proceso electoral, ha comentado a este corresponsal desde Bishkek, la capital del país, que la jornada discurrió con total normalidad y la afluencia a las urnas ya desde por la mañana fue abundante. En total, acudieron unos 200 observadores internacionales. López-Medel ha subrayado la importancia que tiene el referéndum para la estabilización del país.

«Numerosas irregularidades»

Enviados de la Comisión Electoral de Rusia, sin embargo, han podido constatar “numerosas irregularidades” en colegios electorales del sur del país, aunque de carácter “leve”. Incidentes graves no se ha registrado. El dispositivo policial movilizado en todo el país supera los 8.000 efectivos. En Osh y Jalalabad se han desplegado incluso tropas del Ejército. El estado de emergencia ha sido prolongado hasta el 10 de agosto.

Las hostilidades entre kirguises y uzbecos comenzaron en la noche del 10 de junio en Osh y se propagaron a la vecina Jalalabad. Las últimas cifras hablan de casi 300 muertos y un flujo de refugiados de unas 100.000 personas, la mayoría de las cuales han regresado ya a sus hogares. El problema es que sus casas están quemadas y la tensión persiste.

Muchos han denunciado haber sido forzados a abandonar los campos de refugiados para dar una imagen de normalidad en el país. Gran parte de ellos perdieron sus pasaportes y carnés de identidad durante los altercados, lo que ha hecho que el Gobierno haya dispuesto que se permita votar a los indocumentados. La medida no ha gustado en las zonas sureñas.