ADIÓS A LA PRESIDENCIA DE LAS MIL CRISIS
Zapatero afirma que su mandato será recordado por el nacimiento del gobierno económico de la UE; Felipe González lo pone en dudaEl Gobierno se despide aliviado del semestre europeo en el que aspiraba a liderar la recuperación y bordeó el abismo
Actualizado:El Gobierno esperaba la llegada del semestre español de la UE como agua de mayo y ha acabado despidiéndola con alivio. «Ya no tenemos ningún interés en vender nada de la Presidencia, lo único que nos interesa es lo relacionado con el Ecofin y las medidas económicas», admitía resignado un estrechísimo colaborador de José Luis Rodríguez Zapatero a mediados del mes pasado. Cuando apenas le faltaban unas semanas para asumir el cargo, el jefe del Ejecutivo osó vaticinar que la suya sería la Presidencia de la recuperación económica. Fue la Presidencia del estrés.
España y el Gobierno han vivido en un 'ay' constante. En tres ocasiones a lo largo de este período se han visto al borde del precipicio, golpeados en los mercados internacionales, cuestionados por unos niveles de déficit que, según admitió el propio Zapatero esta semana, comprometían seriamente la solvencia de las cuentas públicas, y obligados a pagar una deuda cada vez más cara.
En estas condiciones, aspirar a desempeñar «un papel decisivo en el desarrollo de la estrategia europea contra la crisis económica y financiera», como había predicho el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, resultaba harto complicado. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, estrenó su cargo de nueva creación determinado a no delegar en Zapatero ni una sola de sus funciones, siquiera por aquello del rodaje. Y, aún más importante: que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, se han negado a soltar las riendas de un caballo que consideran más suyo que de nadie.
El jefe del Ejecutivo se vanagloria ahora de que la crisis ha dado la oportunidad a una Europa en permanente proceso de redefinición para dar un paso importante: poner la primera piedra del necesario gobierno económico de la Unión. Por eso será recordado, según presumía el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en un acto de balance celebrado el jueves en la sede del PSOE, el semestre español. Pero tanto entusiasmo fue respondido con un jarro de escepticismo por Felipe González, ese mismo día, en la presentación de un libro editado por la Fundación Alternativas sobre los retos de la UE en el siglo XXI.
El ex presidente del Gobierno -que hace dos años recibió del Consejo Europeo el encargo de presidir un grupo de reflexión sobre el futuro de la institución y el pasado mes de mayo hizo públicas sus conclusiones- dio por bueno que es imprescindible gobernanza económica de la Unión, pero mostró sus serias dudas de que la presidencia española haya servido para avanzar mucho en esa dirección. «Algunos pasos se han dado -admitió-; pero debo decir que excesivamente tímidos».
Desde su posición de 'sabio', ni siquiera regaló un 'aprobado' a José Luis Rodríguez Zapatero por el modo en que se ha bandeado estos meses. «¿Cómo se evalúa la presidencia española? Pues ya veremos. Porque era la primera vez que la presidencia rotatoria no asumía la presidencia del Consejo. Y los pasos dados en la reunión del 17 de junio son importantes -dijo en otro momento de su intervención. Ahora, ¿van a configurar una Unión económica? Puede que sí...».
Final ¿halagüeño?
Lo cierto es que en la montaña rusa continua que para el estado anímico del Gobierno han supuesto estos seis meses, ha habido luces y sombras. Zapatero ha tenido la suerte de echar la llave a su periodo con un último Consejo en Bruselas -ese del 17 al que se refería González- con los parabienes de Alemania, Francia, Estados Unidos y el FMI y una jugada que incluso sus detractores califican de «maestra»: la de hacer públicos los resultados de los 'stress test' de las entidades financieras españolas para dejar constancia de su buena salud y calmar los rumores de quiebra que se cernían de nuevo sobre España.
Sin embargo, por el camino tuvo serios tropiezos. Cuando en febrero la Bolsa española fue víctima propiciatoria de lo que entonces el Ejecutivo llegó a calificar de «conspiración» para derribar al euro, España emergió claramente como parte de un problema que tenía en su epicentro a la devastada economía griega, pero que también se alimentaba desde nuestro país, desde Portugal o desde Irlanda. Parte del problema, pero no de la solución. En la reunión del día 11 en Bruselas, en la que Merkel, Sarkozy, Van Rompuy, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el del Banco Europeo, Jean Claude Trichet, anunciaron que se rescataría a Grecia, Zapatero quedó fuera.
Tres meses después, volvía a recibir un bofetón de la UE, esta vez por persona interpuesta. Apenas setenta y dos horas más tarde de haberse negado ante Mariano Rajoy a acometer un ajuste «drástico» del déficit para «no comprometer» el incipiente crecimiento económico, recibía una llamada de emergencia de su vicepresidenta segunda, Elena Salgado, desde Bruselas: el euro en peligro de muerte, la desconfianza en toda la zona se apoderaba de los mercados, había que crear y dotar sin dilación el fondo de rescate a Grecia pero, además, se exigía a España que se apretara el cinturón y mucho. Fue el origen del famoso 'tijeretazo' que sacudió los cimentos del PSOE.
La izquierda «enferma»
En términos ideológicos, desde luego, tampoco el semestre ha sido lo que soñaban los socialistas. La coincidencia a ambos lados del Atlántico de dos «presidencias» progresistas no ha dado de sí lo que alcanzó a ver la secretaria de Organización, Leire Pajín. Pero no porque Barack Obama rechazara acudir a la cumbre UE-EE UU que se debía haber celebrado en Madrid el 24 de mayo, sino porque como admite la secretaria de Relaciones Internacionales del partido, Elena Valenciano, «hay más derecha en este momento que en el mes de enero». Y Zapatero poco ha podido hacer frente a los conservadores Sarkozy y Merkel.
La prueba está en que mientras Obama mantendrá los estímulos fiscales, Europa al completo se ha puesto a recortar el gasto. «Somos europeos y europeístas, e izquierdosos, subrayaba Felipe González, pero desconcertados. ¿Qué significa ser de izquierda en esta crisis? ¿Qué queremos, teniendo esta enfermedad de ser de izquierdas en un mundo que se va a la derecha después de que la derecha ha provocado esta crisis espantosa?».
Zapatero ni siquiera ha podido darse el gusto de 'meter mano' a los 'hedge funds'. Y eso que en esto sí que contaba con el empuje de Francia y Alemania, empeñados en una regulación más estricta. Después de que el Ecofin aprobara un proyecto de directiva para su regulación el 18 de mayo, la iniciativa se ha estancado en el Parlamento y, probablemente, no se vote hasta septiembre.
El «acontecimiento histórico para el planeta» del que habló Pajín hace poco más de un año, se ha quedado en una Presidencia «silenciosa y austera». Esos fueron sus términos en el balance que realizó el lunes, en su tribuna de Ferraz .
Iba a ser la Presidencia de la recuperación económica. Y dicen los expertos que la amenaza de la recesión planea de nuevo sobre la economía española.