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La forja de una gran caja
Los presidentes de Unicaja y Cajasol anunciarán en los próximos días la unión de ambas entidades de ahorro Fusiones, rivalidades localistas y presión política aliñan dos décadas del viejo proyecto andaluz
SEVILLA. Actualizado: Guardar«Es tiempo para que Andalucía, de una vez por todas, cuente con esa entidad financiera con la que siempre todos los andaluces hemos soñado». Esta frase, pronunciada ayer en Jaén por el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, vaticina que la gran caja andaluza, el proyecto económico político tantas veces anunciado y tantas veces frustrado en los últimos años, está a punto de hacerse realidad. Varias fuentes dan por hecho que en los próximos días los presidentes de Unicaja, Braulio Medel, y Cajasol, Antonio Pulido, anunciarán la unión de ambas entidades y la puja conjunta por CajaSur. Una operación con la que culminaría en parte el proyecto largamente anhelado por los dirigentes políticos andaluces, el de una entidad financiera que se codee con las grandes del país, como Caja Madrid o La Caixa. Faltaría Caja Granada, en proceso de una fusión fría con otras entidades levantinas. Ayer Griñán también habló sin tapujos de ello y apremió a la entidad granadina a abandonar su proyecto levantino para «mirar a Andalucía y hacer la reflexión de que aquí hay unas entidades que pueden cooperar».
Las frases reseñadas cobran más valor si se advierte que las pronunció en el acto de inauguración de una residencia de mayores con Alzheimer financiada por Unicaja y a la que asistía su presidente, Braulio Medel. ¿Pura casualidad? ¿O escenificación premeditada? A estas alturas es de sobra conocido el protagonismo del banquero sevillano en la forja del viejo proyecto andaluz de la caja única. Un proyecto que ha debido vencer numerosos escollos, casi todos fruto de la compleja rivalidad localista. Esta ha sido tan vehemente en ocasiones como la defensa que dirigentes políticos, como Chaves o Magdalena Álvarez, han hecho de la caja única año tras año. Muchos de los detractores fueron apartados, pero tampoco sus grandes defensores podrán ver hecho realidad el proyecto. Sólo Medel sigue.
Primeras concentraciones
El primero en hablar de la gran caja andaluza fue Chaves en 1999, cuando se aprobó una ley autonómica que prestase cuerpo a la iniciativa. Pero esta comenzó a gestarse en realidad casi una década antes, con las primeras concentraciones provinciales. Primero fueron las cajas y montes de piedad de Sevilla y Huelva, que dieron lugar en 1990 a la conocida por El Monte. Pero el proceso más relevante ocurrió un año después: Cinco entidades de ahorro, la de Ronda, Málaga, Cádiz, Almería y Antequera, se unieron en 1991 para dar a luz a Unicaja, operación capitaneada por Braulio Medel. El mismo año, la Caja Provincial de Granada se suma a La General de esta ciudad. Mientras que en 1993, la San Fernando de Sevilla absorbe a la de Jerez, y en 1995 Córdoba alumbra a CajaSur fruto de la unión de la entidad provincial con la que controlaba la Iglesia. Este primer proceso de concentraciones se paró ahí. Cuando Chaves desveló su propósito de impulsar la caja única había en Andalucía seis entidades: Unicaja, con sede en Málaga, El Monte y San Fernando, ambas radicadas en Sevilla, CajaSur, en Córdoba, Caja Granada, en esta ciudad y Caja de Jaén.
La propuesta de Chaves, defendida por su consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez, con especial ahínco, no encontró la respuesta esperada. Todo lo contrario. Las cajas sevillanas, la de Granada y la de CajaSur, especialmente, se rebelaron contra la adaptación de sus órganos de gobierno a la ley de cajas, que además de limitar el mandato de sus presidentes esteblecía una cuota de representación institucional con más protagonismo de miembros autonómicos y fortalecía la tutela de la Junta sobre las entidades. Esta ley ha sido modificada varias veces, casi siempre con procesos de concentraciones como trasfondo. La última fue el pasado año para facilitar la unión de CajaSur con Unicaja.
Aquella rebelión de los años 2001 y 2002 tuvo varios frentes y desencadenó no pocos rifirrafes y broncas políticas. La más sonada de estas fue la que protagonizaron los presidentes de las entidades sevillanas, José Manuel López Benjumea e Isidoro Beneroso, dos socialistas directamente enfrentados a la Junta de Andalucía que, además de negarse a la adaptación de la ley, fraguaron una fusión de las entidades sevillanas a espaldas del Ejecutivo andaluz.
El trasfondo de esta rebelión era el temor de los socialistas sevillanos a que en el itinerario hacia la gran caja, la más potente entonces, Unicaja, absorviera a las sevillanas. La rivalidad localista entre Málaga y Sevilla estaba servida. Aquella fusión anunciada a bombo y platillo de la que iba a ser Alcaja quedó suspendida. Beneroso y Benjumea fueron expulsados del PSOE y de las entidades, pero el Gobierno andaluz aprendió la lección. Cambió el itinerario. Chaves comenzó a hablar de uniones intermedias que poco a poco desembocaran en la gran caja. Las sevillanas vivieron otro intento, Guadalcaja, pero no sería hasta abril de 2007 cuando dieran a luz a la actual Cajasol, parangoneándose en recursos y presencia con Unicaja.
El proceso sufrió similar altercado localista con CajaSur, que en 2002 logró escapar a la tutela de la Junta auxiliada por el Gobierno del PP, cuyo ministro de Economía entonces era Rodrigo Rato. Su presidente, el controvertido sacerdote Miguel Castillejo, había auspiciado igual agravio comparativo al alimentar la idea de que Córdoba perdería CajaSur. Esta entidad volvió a la tutela de la Junta en 2005, no sin concesiones a la Iglesia que posiblemente hayan pesado en contra de la frustrada fusión con Unicaja cinco años después.