Un cuento de hadas que se desarrolla en un entorno perverso
LA VOZ regala el próximo domingo la película 'El laberinto del fauno', de Guillermo del Toro
Actualizado:Cuando el Festival de Sitges todavía no había tocado a su fin y habían pasado por sus pantallas más de cien películas de toda procedencia y virtud, todavía se evoca la proyección de 'El laberinto del Fauno' y los aplausos del público que acudió a la gala inaugural. Guillermo del Toro, a quien no le importa que le llamen Álex de la Iglesia-porque son como Pili y Mili en versión cineastas, además de amigos, mostró su admirable capacidad para agradar a todo aquel que se le acercó; capacidad comparable al ser humano que es.
Está satisfecho Guillermo del Toro con la película e insiste: «Quiero hacer más películas aquí, al igual que las hago en México con profesionales de mi país. Hacer cine en Hollywood permite crear trabajos más personales fuera. Y también tengo intención de producir a nuevos realizadores».
'El laberinto del fauno' se planteó desde el primer momento como una película infantil para adultos, un cuento de hadas antifascista. «Lo importante para mí es que el contexto de los cuentos de hadas clásicos, de tradición oral, siempre ha sido bestial. Piense en las amputaciones y deformaciones que vienen en los cuentos recopilados por los Hermanos Grimm... Siempre reflejan una ansiedad social muy particular y es con los años y, sobre todo, en la época postdisney, cuando estos cuentos se han ido saneando al punto de ser irreconocibles.
En 'El laberinto del fauno', Guillermo del Toro volvió a sus orígenes, porque la cinta es muy fuerte desde el punto de vista visual. Contesta con la sonrisa de moflete a moflete: «La idea era esa. La película habla justamente de un choque horrible que existe en nuestra vida, en la de todos, que es el momento en que dejamos de ser niños, el momento en el que el mundo nos roba la imaginación». Al preguntarle por qué un fauno, el cineasta mexicano aclara: «Es un personaje que no se sabe si es bueno o malo. Un personaje trágico en la mitología, lo que lo hace perfecto».