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ESPAÑA

Un intenso preludio para el Debate del estado de la Nación

Zapatero acusa a Rajoy de «no mojarse» y el líder de la oposición afea al jefe del Ejecutivo su «mal gobierno»

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy protagonizaron ayer uno de los toma y daca más incisivos de los últimos meses que despertó a la mayoría de los diputados del letargo causado por cuatro horas y media de farragoso debate sobre la Presidencia española de la UE. Fue un buen calentamiento para el Debate sobre el estado de la Nación del 14 y 15 de julio. Las respectivas bancadas aplaudieron con ahínco a sus líderes, en especial los diputados socialistas, que llevaban meses anhelando un jefe de filas más aguerrido en sus choques con el líder de le oposición.

El presidente del Gobierno no se anduvo por las ramas y acusó al líder del PP de «no mojarse» a la hora de proponer soluciones a los problemas de España. Rajoy, por su parte, reprochó una vez más a su interlocutor los «continuos bandazos» del Gobierno que generan desconfianza en el país y fuera de nuestras fronteras, «al decir una cosa y hacer la contraria».

«Usted no se quiere mojar porque usted cree que así irá sobrevolando, navegando por encima de la ola, y ya le digo desde aquí que no, porque la gente le conoce, le tiene calado», espetó Zapatero al jefe de la oposición. Rajoy, de hecho, estaba preparado para responder a lo que tildó como el «topicazo» de que el PP no presenta alternativas. «Ahí van varias propuestas: no congele las pensiones de los jubilados, no suba el IVA a partir del 1 de julio, no rebaje el sueldo a los funcionarios, regule en la reforma laboral la negociación colectiva y la formación y no suba los impuestos», resumió.

Vaguedades

Zapatero se aferró a la respuesta de Rajoy para devolver el golpe. «No ha hecho más que confirmar lo que he afirmado; usted ha dicho 'no haga esto', 'no haga esto', siempre oponiéndose a cualquier cosa», remachó a la par que insistió en su tesis de que el PP no propone nada. «Hay que mojarse, señor Rajoy, hay que mojarse», abundó el jefe del Ejecutivo.

El aludido sonreía mientras los diputados de uno y otro bando alimentaban la zarabanda con gestos y gritos. José Bono tuvo que calmar los ánimos. Zapatero se gustó y no aflojó. «Su discurso se reduce a criticarme a mí y en el resto a pasar por alto, de todo, a no mojarse en nada y a vaguedades», se acertó a escuchar entre la algarabía.

Rajoy tampoco varió su táctica, aunque tuvo que emplear un argumentario usado. Afeó a Zapatero su «mal gobierno» y lo responsabilizó de nuevo de que nuestra economía esté «intervenida» por la UE, y para contrarrestar los argumentos de su oponente, censuró a Zapatero que no hiciera caso a las propuestas de la oposición en general, y del PP en particular. «Sinceramente, con usted, no vamos a ningún camino y España no se merece estar sometido a sus cambios de rumbo, a sus bandazos y a sus constantes cambios de criterio y de opinión», sentenció.