Los vecinos se quejan del desinterés de las administraciones. :: L. R.
EL PUERTO

La Inmaculada pide auxilio

Algunos vecinos afirman que «esta dejación» en el cobro ha generado en la barriada un ambiente de gran conflictividad La Junta sigue sin aclarar a los inquilinos cómo tienen que pagar el alquiler y alertan de que crece la marginación

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«Con todo lo que hemos luchado por que esto fuera un ejemplo de integración, y ha sido para nada». Ramón Ruiz, el presidente de la asociación de vecinos de la Ronda de la Victoria confirmó que los residentes de los 55 pisos de La Inmaculada siguen sin pagar el alquiler. «En julio se cumplirá un año desde que la Junta de Andalucía les informó de que ya no debían seguir pagando al Ayuntamiento. Pero todavía no les han dado el número de cuenta bancaria y los recibos se acumulan».

La Inmaculada fue levantada en el año 1999 por la Empresa Pública de Suelo de Andalucía como núcleo de viviendas sociales en régimen de alquiler. Las mensualidades son prácticamente simbólicas. «Varían un poco de unos pisos a otros, pero rondan los 30 euros».

El Ayuntamiento se hizo cargo de su gestión durante los primeros años, pero hace cuatro que la Junta comunicó su intención de asumir la responsabilidad. «Y por fin el año pasado comunicaron a los vecinos que dejaran de pagar al Ayuntamiento. Pero aún están esperando a que les faciliten un número de cuenta o les digan dónde tienen que ir». El pasado mes de noviembre, fuentes de la delegación provincial de Vivienda anunciaron que los inquilinos podrían pagar los atrasos de forma fraccionada, «con todas las facilidades». Incluso, varios trabajadores sociales visitaron a las familias para estudiar caso por caso. «Estuvieron unos días por aquí y después desaparecieron».

Hacia la exclusión social

«Todo marchaba bien, las comunidades de vecinos funcionaban. Había una responsabilidad y se cuidaban lo que es de todos». Pero desde que los vecinos dejaron de pagar los alquileres la situación de marginalidad ha ido creciendo. «Hemos detectado algunas ocupaciones de viviendas y también enganches a la luz y el agua irregulares».

Ramón Ruiz alertó de que La Inmaculada ha iniciado el camino hacia la exclusión social y lamentó el ambiente conflictivo que esta dejación de responsabilidades ha provocado. «Al lado tenemos Los Milagros, y muy cerca está José Antonio. No queremos que esto se convierta en un gueto». Ruiz confió que el nuevo local social, pendiente de su inauguración, actúe como revulsivo para mejorar el barrio.