Un carismático genio militar
Actualizado:El proyecto Obama se tambalea en Afganistán. El general Stanley McChrystal, el arquitecto de la nueva estrategia llamada a cambiar el rumbo de diez años de fracasos militares, ha roto el protocolo y el ascetismo que le ha caracterizado en el año que lleva en el cargo para mostrar ante los medios lo que era un secreto a voces en los despachos de Kabul. La falta de química entre la cúpula castrense y diplomática de EE UU ha salido a la superficie. McChrystal, que es además el máximo responsable de las fuerzas de la OTAN, el embajador norteamericano Karl Eikemberry y el enviado especial al frente Af-Pak, Richard Holbrooke, tienen diferentes criterios sobre la manera de ganar la guerra; no reman en la misma dirección.
Con una trayectoria marcada por sus años entregado a las operaciones especiales -entre 2006 y 2008 lideró el mando conjunto responsable de buscar y seguir la pista de líderes de Al-Qaida en Irak-, tardó apenas noventa días en redactar su primer informe sobre la «grave situación» de la contienda afgana. Barack Obama le concedió un plazo de quince meses para dar un giro a la situación y él aceptó el reto. Pidió de forma urgente el envío de refuerzos y acelerar el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas. Le concedieron 30.000 tropas y cientos de mentores que trabajan a contrarreloj, pero sobre todo le otorgaron el poder de cambiar el enfoque del conflicto en el que ya no se batalla contra talibanes o insurgentes, sino que se trata de la «lucha por las mentes y los corazones» de la población civil.
Estrategia a prueba
La estrategia se puso a prueba por primera vez durante la operación 'Moshtarak' lanzada de forma espectacular en la provincia de Helmand donde 4.000 marines se desplegaron en 24 horas junto a soldados afganos. Cinco meses después esta operación se encuentra en una segunda fase en la que las fuerzas de seguridad locales tratan de hacerse a duras penas con la situación. El segundo gran esfuerzo militar se centró en la vecina Kandahar, donde hace unas semanas se puso en marcha «un proceso» que debido a la falta de efectivos afganos se encuentra paralizado.
McChrystal llegó a Kabul sustituyendo al general David McKiernan porque era «necesaria una nueva forma de pensar, un nuevo liderazgo», según el secretario de Defensa, Robert Gates, uno de sus principales valedores. Un año después ha dejado su sello sobre el terreno y se ha convertido en el mando más carismático de las tropas internacionales por su capacidad para cambiar las formas en una guerra que, sin embargo, mantiene el mismo fondo.