Corea revive un sueño
Los asiáticos logran el pase a octavos ante una Nigeria que se quedó a un gol de clasificarse y pagó muy caro los fallos de su guardameta
Actualizado:'I love this game' ('Amo este deporte'), rezaba una pancarta que portaba una asiática en el Moses Mabhida Stadium. Es el mejor titular para describir el encuentro entre surcoreanos y nigerianos. Porque cualquier cosa puede suceder en el fútbol, pero más si se trata de un Mundial. Así ocurrió en el grupo B.
En teoría, Corea del Sur era la 'Cenicienta' del cuadro. Con los nigerianos, argentinos y griegos nadie contaba con ellos. Pero llegaron los asiáticos para demostrar su honor. Ya nada más comenzar avisaron. Lee Young -uno de ellos- estuvo cerca de abrir el marcador de jugada personal. Cosas del deporte, sería Nigeria quien decidiera animar la noche del grupo soñar por momentos con que la clasificación era posible.
El delantero del Almería, Kalu Uche, aprovechó la 'siesta' de la defensa rival para congelar las posibilidades de sus contrarios. Era el tiempo de 'barrer' los problemas en la casa oriental, castigada por sus errores. Pero no contaban los coreanos con su hada madrina en el Mundial. No tenía los ojos rasgados, ni tenía alas. Pero sus regalos fueron como en un cuento. El portero nigeriano decidió que se merecía unas vacaciones en el país de sus contrincantes. Antes del descanso vio, con cara de asustado, como Lee Soo remataba con una parte del cuerpo que ni sabía que existía hasta ese momento. Las tablas en el marcador y el resultado que se estaba dando en el Argentina-Grecia, provocaron la diversión de los surcoreanos. La alegría fue a más cuando de nuevo Enyeama ayudó a sus nuevos amigos. Dio un paso al centro, en una falta directa sacada por Chu Young. Era la remontada. 'I love this game' se escuchaba en las gradas. No era para menos.
Pero los nigerianos también tenían su propia hada en el campo enemigo. Kim Nam II, nombre de emperador, arrasó dentro del área contra el delantero nigeriano. Yakubu, quien un minuto antes falló a puerta vacía, no perdonó desde los once metros. Las vuvuzelas se cayeron un tiempo (unos segundos, tampoco hay que romper la tradición local) para celebrar el tanto de Argentina. Porque otro gol daba el pase a Nigeria. Nadie se lo creía. Con tres puntos, los africanos podían pasar de recibir calabazas a ser los reyes del baile. No hubo milagro.
Las perdices se las comieron los orientales. El final bonito de cuento de hadas fue para Corea del Sur. Están en los octavos de final, no sin sufrimiento, pero poco importa. 'I love this game', mejor dicho, final feliz.