LOS PICOS BRASILEÑOS

No es que este tipo de alimento viniese de Brasil, todo lo contrario, eran gaditanos y muy de Cádiz. Hace ahora cincuenta años, un portuense, Pepe Sánchez Sousa, hombre simpático, trabajador, y de un buen carácter se estableció en la calle San Francisco abriendo una tienda dedicada a la confitería, charcutería, etc. Más tarde abrió una sucursal en la Plaza de Mina. Pepe, hombre emprendedor venía de estar establecido en El Puerto en un bar restaurante que se hizo famoso y que se llamaba Los dos Pepes, y que por cierto, era sitio donde acudían muchos gaditanos que se desplazaban a la vecina localidad. Independientemente, de tener dos negocios abiertos, Pepe se compró una pequeña furgoneta que llevaba productos que se fabricaban en su casa e iba vendiendo en sitios pequeños, sus picos y una célebres palmeras que hizo de una gran tamaño. En su furgoneta, en el asiento del copiloto puso un maniquí femenino que vestía de acuerdo con la festividad del momento. Así por ejemplo, si era Semana Santa, lo vestía de mantilla, si era alguna feria, lo hacía de gitana, y en verano, un traje de baño. Una anécdota que le ocurrió fue que circulando por la calle Ancha -entonces de circulación- con su furgoneta, un día de lluvia le patinó el vehículo y se introdujo en Galerías Preciados que por aquel entonces estaba establecida en lo que después fue el Casino Militar. Lo curioso fue que entró por la puerta sin hacer ningún destrozo, solamente a una señora le hizo daño en una pierna. Lo grande fue que a la hora de salir, el vehículo no salía por donde había entrado.

Este hombre fue un trabajador nato y era una verdadera alegría verlo por las calles, casi siempre vestido de blanco y su gorra del mismo color.