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LARGAS VÍSPERAS

MANUEL ALCÁNTARA
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Todo el que espera que cambie su suerte es porque ha venido siendo mala. Además, uno de los trucos más vistos de la esperanza es conseguir que la palabra cambio se identifique con mejoría. La estadística es una de las deidades de nuestro tiempo y sin duda la que tiene mayoría de adeptos, entre ellos algunos presidentes de Gobierno. Averiguar los deseos de los votantes y prometer que le serán suministrados es algo que sólo falla después, cuando la gente se da cuenta de que las promesas políticas son una forma más o menos sutil de la mentira, como reconoció mi admirado Tierno Galván. Don Enrique, como le llamábamos algunos, se hacía llamar 'el viejo profesor' desde que era muy joven. Desgraciadamente sus discípulos sólo aprendieron de él lo peor: el arte de embaucar y de dejar cabos sueltos para que los ataran otros.

Ahora esperamos un cambio de rumbo, pero desconfiamos de los timoneles. La víspera puede ser larga, pero la haría más llevadera algún propósito visible de rectificación, ya que lo que echamos más en falta, hasta que llegue la hora de echar la papeleta en la urna, es la falta de decencia. La Policía ha implicado a otros 20 altos cargos en red 'Gürtel' y la gente se pregunta cuántos cargos había en la red más tupida de los últimos tiempos de captura.

Escribo antes del partido España-Honduras y por lo tanto conservo intacta mi maltratada esperanza, que está construida a prueba de bomba, ya que las primeras me cayeron encima cuando tenía ocho años y estalló la maldita guerra civil, que además es de espoleta retardada. El deporte ameniza mucho la víspera, que a veces es más placentera que la fiesta. Por eso se dice que lo mejor del amor es el momento de subir las escaleras. Vamos a conocer los resultados de los partidos de fútbol mucho antes que los resultados de los partidos políticos. No sé en cuales nos jugamos más.