El nuevo tiempo de Colombia
Santos, el rotundo vencedor de las elecciones, ofrece un gobierno de unidad para superar odios y se desmarca de Uribe
Actualizado:Estaba cantado. Juan Manuel Santos arrasó. Su discurso tras la victoria fue muy conciliador e incluyente, acorde con la nueva Colombia. El presidente electo ofreció un gobierno de unidad, superar odios y divisiones, diplomacia y respeto con sus vecinos y el resto del mundo, diálogo con sus contrincantes, trabajo para profundizar el desarrollo, impulsar la transparencia, luchar contra la corrupción y toda la dureza contra los grupos armados mientras no dejen de secuestrar y matar.
El sucesor de Álvaro Uribe espera contar con todos los sectores del país, incluso con su rival Antanas Mockus y su Partido Verde, respaldado por más de 3,5 millones de votos (27,5%) y una opción a considerar en los próximos cuatro años. Para el ex alcalde de Bogotá fue el primer agradecimiento de Santos así como el ofrecimiento para que se integre en el Ejecutivo que dirigirá el país sudamericano desde el 7 de agosto. El matemático y filósofo no será ministro pero los Verdes no harán una «oposición típica». Serán un «observador» que mantendrá su «independencia y poder para mirar muy tranquilamente iniciativa por iniciativa. Sin creer que todo va a ser bueno, ni por principio ver sólo lo malo».
Santos tiene grandes retos por delante. Pero los votos de nueve millones de electores (69,05%) le otorgan una legitimidad aplastante para gobernar a su antojo. Además, cerca del 80% del Congreso es su aliado. Para que nadie espere sentir la influencia del presidente saliente o su forma inflexible de gobierno, su delfín le agradeció y reconoció que sin el hombre que se propuso acorralar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no lo estarían celebrando, pero anticipó: «No soy Álvaro Uribe, tengo mi propio estilo de gobernar». El actual mandatario le felicitó y expresó la satisfacción por su elección para conducir «las esperanzas de las nuevas generaciones. ¡Qué bueno poder registrar esta gran recuperación de la democracia que nos quería arrebatar el terrorismo!».
Construir sobre el progreso
El ex ministro de Comercio, Hacienda y Defensa, de 58 años, insistió en que «el reloj de la historia marca una nueva hora, la de la unidad nacional». Admitió que «construiremos sobre el progreso de los últimos ochos años», pidió «trabajo, trabajo y más trabajo» y dar «la vuelta a la página de los odios y las divisiones». Santos también extendió su mano a la comunidad internacional pero especialmente a América Latina, a la que prometió un mandato de «diplomacia y respeto».
«Todos los países del mundo y sobre todo los de la región pueden estar seguros de que en mi gobierno encontrarán un aliado y un socio comprometido con impulsar el desarrollo y la calidad de vida de nuestra gente. Podemos ayudarnos mutuamente para crear las oportunidad que nuestros pueblos necesitan», agregó. Esta tarea no será nada fácil porque en Ecuador promueven un juicio en su contra por el bombardeo contra el campamento donde murió Raúl Reyes, el segundo al mando de las FARC, junto con la 'Operación Jaque', que liberó a quince uniformados, entre ellos la ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt, y tres estadounidenses.
Otro frente externo será la relación con la Venezuela de Hugo Chávez. El líder chavista anticipó que con Santos no podría haber arreglo. Pero el colombiano intentará reconducirla, porque pragmático y técnico, sabe que el comercio con el país vecino es fundamental para Colombia. Este año ha dejado de percibir unos 4.000 millones de euros en productos que tradicionalmente compraban desde Caracas.
En el orden interno, su triunfo representa la consolidación del Partido de la Unidad Nacional, creado por Santos para impulsar el cambio constitucional que permitió la reelección de Uribe en 2006. Pero sus declaraciones apuntan a la creación de un nuevo clima de distensión política en todos los frentes, con el 'uribismo' sin Uribe y la 'ola verde' de la sociedad civil como preferidos de los colombianos.