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‘La Roja’ se gusta de nuevo
Recobra la intensidad y supera sin problemas a una Honduras a la que debió golear
johannesburgo Actualizado: GuardarEl viejo Ellis Park de Johannesburgo asistió ayer al reencuentro de España con su fútbol. Espoleada por su orgullo herido y apoyada en David Villa, su pistolero más rápido, ‘La Roja’ volvió a gustarse. El resultado no fue otro que un concienzudo trabajo de demolición. De Honduras sólo quedaron polvo y cascotes después de noventa minutos de monólogo español. El 2-0 fue suficiente, pero se quedó muy corto para los méritos de España, que esta vez no pecó de retórica ni de ofuscación. El tiqui-taca, alternando el juego corto y el largo y buscando las bandas, sonó ayer noche como el motor de una piqueta. Y ya se sabe lo que ocurre en estos casos: el rival se cansa de perseguir sombras y acaba maldiciendo su suerte por estar en el lugar equivocado ante el peor enemigo posible. La victoria tiene una lectura muy esperanzadora: España ha regresado. Pero convendría no sacar los cohetes todavía. En realidad, el equipo nacional no hizo ayer otra cosa que cumplir con su obligación ante un rival menor. Por lo que se vio, una de las ‘marías’ del Mundial. El viernes será otra historia.
El partido dio la razón a Vicente del Bosque, que acertó situando en la banda izquierda a Villa, dando una oportunidad a Navas por la derecha y, sobre todo, manteniendo el eje del equipo, esa pareja de medios centros, Xabi Alonso y Busquets, sobre la que tanto se ha dicho y escrito en los últimos días a raíz de la derrota ante Suiza. Ambos estuvieron impecables en defensa y ataque. Dieron orden, pausa y verticalidad. Sobre ellos pivotó España en un encuentro que cerró cualquier debate y al que sólo se le puede poner un pero: la falta de puntería de los jugadores españoles. De haber estado acertados, Honduras se habría ido a casa con media docena. No hace falta decir que este será el gran aspecto a mejorar ante Chile, una selección muy bien trabajada que no dará ni una cuarta parte de las facilidades de los catrachos.
La primera jugada del partido ya fue una declaración de intenciones por parte de ‘La Roja’, que sacó de centro y envió un balón largo a Fernando Torres. El mensaje estaba claro. Esto no va a ser lo de Suiza, vinieron a decir los pupilos de Vicente del Bosque. Y, efectivamente, así fue. Combinando el toque en corto con los cambios de orientación a las bandas que Piqué y Xabi Alonso realizaban con maestría, España acogotó a los hondureños, que se metieron en la cueva sin el menor recato. Las oportunidades se sucedieron con rapidez, casi en cadena, en la portería de Valladares. En el minuto 4, Nishimura se olvidó de señalar un claro penalti por manos de Izaguirre. En el 5, Torres comenzó su noche negra de cara a portería empalmando fatal un buen pase de Villa, que segundos después reventó el larguero de un chutazo lejano.
Villa, por la izquierda
El asturiano era un cuchillo por la banda izquierda. Mendoza no tardó nada en maldecir su infortunio por verse en aquel cometido. Tampoco es que con Iniesta lo hubiera tenido fácil, pero Villa imponía más. Xabi Alonso detectó bien esa rendija y no dejó de mirar al nuevo delantero del Barcelona. En el minuto 13, un envío suyo en largo estuvo a punto de suponer el 1-0. Villa, sin embargo, no acertó a ajustar. Lo hizo poco después, en este caso tras un gran pase de cuarenta metros de Piqué. El de Tuilla lo hizo todo. Se fue de tres contrarios y batió a Valladares con la derecha. Fue una obra de arte que hizo respirar a España, que ya comenzaba a inquietarse con tantas oportunidades perdidas en un partido decisivo.
El resto de la primera parte continuó por los mismos derroteros. Sólo jugaba España. Lo de Honduras, con Wilson Palacios al frente de todas sus maniobras, repartiendo órdenes como el general Custer, no dejaba de ser un agónico ejercicio de supervivencia. Casillas sólo tuvo noticias de ellos en un par de centros al área. Que los catrachos llegaran al descanso con 1-0 tuvo algo de casualidad y algo de lógica. Torres no está todavía a tono. Le falta chispa y el punto letal de los grandes ‘killers’. Después de que Xavi estuviera a centímetros de hacer el segundo de cabeza tras un pase de Navas, al delantero del Liverpool se le presentaron dos ocasiones clamorosas casi seguidas. En la primera picó el balón en exceso de cabeza y en la segunda la mandó al marcador electrónico. Las gradas acogieron en un silencio respetuoso esos errores. El ‘Niño’ es un ídolo y merece ese trato.
Reinaldo Rueda decidió actuar en el descanso. Era evidente que su equipo no podía seguir así, sin otra idea que protegerse de la cascada de golpes que le estaba cayendo. El técnico colombiano mandó a su tropa hacia arriba. Sabía lo que eso significaba: algo parecido a una inmolación. Pero decidió morir en el intento. No le quedaba otra. España aprovechó los espacios para hacer lo que sabe. Villa marcó el 2-0 en el minuto 51. Le dio con la derecha y, tras tocar en Chávez, el balón se fue a la red.
Aquello pareció el inicio de un festival de goles y olés, pero no hubo manera. Se fallaron ocasiones en prosa y en verso. Ni siquiera desde el punto de penalti llegó el tercero. El ‘Guaje’ lo tiró fuera en el minuto 62 y se quedó sin el regalo del ‘hat-trick’. Como se quedó Cesc sin marcar poco después de entrar al campo en sustitución de Xavi. Dribló a Valladadares, pero un defensa llegó al despeje. El desperdicio de ocasiones, la verdad, fue excesivo. Alarmante, en cierto modo, en un Mundial, donde los primeros que mueren son los perdonavidas. Habrá que pensar que sólo fue un accidente. Como lo de Suiza.