
Colombia respalda al heredero de Uribe
El ex ministro de Defensa apuesta ahora por compaginar la seguridad en el país con un desarrollo económico que reduzca la pobreza Las encuestas otorgan un cómodo triunfo a Juan Manuel Santos, adalid de la lucha contra las FARC
Actualizado: GuardarBaja participación, intensas lluvias en gran parte del país y algunos incidentes incluyendo una emboscada de guerrilleros del Ejército Nacional de Liberación (ELN) que dejó siete uniformados muertos marcaron ayer la jornada de los comicios presidenciales en Colombia. Treinta millones de electores optaban en las urnas entre el continuismo encarnado por Juan Manuel Santos frente a la opción de cambio que inició con poca maquinaria, mucho ímpetu y éxito relativo Antanas Mockus.
Santos, del derechista y gubernamental Partido Social de la Unidad Nacional, llegó a los comicios seguro de su triunfo. Y es que en la primera vuelta ya estuvo a punto de alcanzar la victoria al obtener el 46,6% de los sufragios frente al 21,5% de su rival. Según los sondeos, ayer sería elegido definitivamente con más del 60% de los votos.
El favorito está arropado por la maquinaria estatal, por la alianza con el Partido Conservador y Cambio Radical y con la certeza de que en la mayoría de los municipios rurales del país -quienes más sufren el azote de la inseguridad y la violencia- cosechará los frutos de la «política de seguridad» impulsada por su mentor, el presidente Álvaro Uribe. El ex ministro de Comercio, Hacienda y Defensa, ha prometido continuar la presión militar contra los grupos armados, pero enmarcando la lucha en la nueva idea de «prosperidad democrática». De acuerdo a este lema central, Santos se volcará también en mejorar la economía y reducir la pobreza que sufre casi la mitad de la población. Uno de los ejes de su programa apuesta por la creación de tres millones de puestos de trabajo.
Economista, periodista y escritor de 58 años, Santos ofrece un gobierno de unidad nacional y algunos «ajustes». Varios analistas opinan que, como pragmático que es, impondrá un estilo propio que se notará en su aproximación a los países vecinos para superar los conflictos, especialmente con Venezuela y Ecuador.
Las firmas de encuestadores otorgan a Mockus un 30% en la intención de voto pero, podría variar si la asistencia fuera masiva impulsada por los deseos de cambio en la forma de hacer política detectados en una parte de la población. Los expertos, sin embargo, han preferido no pronunciarse con rotundidad sobre los resultados del candidato del Partido Verde. No quieren volver a quedar mal parados como ocurrió el 30 de mayo, cuando las encuestas pronosticaban un empate técnico y el triunfo del profesor y matemático en esta segunda vuelta.
Ascenso fulgurante
Al margen del número de votos que pueda captar finalmente, lo cierto es Mockus ha protagonizado un ascenso fulgurante. El Partido Verde se ha convertido en la segunda fuerza política del país a pesar de no contar con una maquinaria engrasada -se apoyan en movimientos ciudadanos- y sin disponer de una presencia masiva en todos los rincones del país, que suma 46 millones de habitantes. Por si fuera poco, tampoco ha contado con mucho tiempo para preparar los comicios.
La mayoría de los aspirantes aguardaban la decisión del Tribunal Electoral sobre las posibilidades de Uribe de competir por un tercer mandato. La corte no se pronunció hasta finales de febrero, pero para entonces Santos ya había lanzado su carrera. La mano derecha del presidente había renunciado a la cartera de Defensa y llevaba varios meses presentándose como heredero de Uribe.
Si los pronósticos se cumplen, Mockus, dispondrá ahora del tiempo necesario para articular una oposición. Para ello, deberá administrar bien el apoyo cosechado, no cometer errores y profundizar la estructura de la 'ola verde'. Fiel a sus principios de honradez y transparencia, Mockus tendrá que analizar si no se equivocó al rechazar pactos con los grupos eliminados en la primera vuelta. La permanencia de su mensaje, en cualquier caso, parece garantizada. Una parte del electorado apuesta por una legalidad escrupulosa en el exitoso combate contra las FARC capitalizado por Santos.