HARINA ANIMAL SEGURA
Actualizado: GuardarLten 2001 la crisis de la Encefalopatía Espongiforme Bovina, conllevó la prohibición del uso de las harinas animales para la elaboración de piensos. La Comisión ahora se ve obligada a presentar una propuesta sobre este asunto a más tardar en el próximo julio. Desde el punto de vista científico hay consenso en que volver a autorizar la utilización de estas harinas para la fabricación de piensos para monogástricos no supone ningún riesgo para el consumo y se puede garantizar su completa trazabilidad. Sin embargo la opinión del sector está dividida y su estrategia no es clara. Por un lado en Bruselas se defiende la vuelta al uso de este tipo de harinas, ya que sobre el papel permitiría diversificar la disponibilidad de proteína para piensos. Por otro lado, a nivel nacional existe un cierto recelo sobre cómo el consumidor puede percibir su reincorporación a la cadena alimentaria, así como el uso que determinados grupos puedan hacer de ello.
Según fuentes de la industria, en la Unión Europea se consumen para piensos entre 80 y 90 millones de toneladas de proteína al año. Las harinas animales van dirigidas en parte a la fabricación de piensos para animales domésticos, cuyo uso no fue prohibido, o para un mercado creciente como el de los fosfatos para enmiendas de suelos agrícolas. En definitiva, lo que quedaría disponible para piensos de consumo en explotaciones ganaderas no llegaría a 2 millones de toneladas. Los defensores de las harinas animales han justificado la necesidad de las mismas para reducir la dependencia de la proteína vegetal, en particular de la soja. Si bien es cierto que algo reduciría esta dependencia, el potencial real de producción arriba mencionado es bajo.
El sector agrario y algunos otros, lamentablemente ya están acostumbrados a la instrumentalización de determinados asuntos que guardan relación con la seguridad alimentaria o con el medio ambiente. Sin embargo, el proceso regulatorio de los mercados debe continuar fundamentándose en los intereses de los mercados y apoyándose en criterios científicos, sin ignorar los aspectos socioeconómicos que implican.