El cambio necesario
Actualizado: GuardarLa coyuntura política tiene aroma de final de etapa. Cuando está a punto de concluir la Presidencia europea, pretexto para no suprimir algunas secretarías de Estado en el reciente recorte administrativo, y después de haber abordado el costoso plan de austeridad -el ajuste, la reforma laboral, el anuncio de la reforma de las pensiones-, parece lógico que Zapatero renueve su equipo gubernamental para que el Gobierno se apreste a enfrentar el nuevo curso político con renovadas energías. Las cábalas sobre los cambios son tan abundantes como infundadas porque, lógicamente, Zapatero no suelta prenda. Se afirma que serán promocionados los dos ministros más consistentes, Rubalcaba y Blanco; que Pajín podría ingresar en el Gobierno tras su fiasco en el PSOE; y circula el rumor de que podría regresar al Ejecutivo alguno de los ministros de la etapa González. En cualquier caso, Zapatero tiene una doble obligación: apostar por la valía y la capacidad en la selección de los ministros, más allá de cuotas territoriales o de género, y reducir en lo posible el Gabinete, ya que este gesto, aunque poco relevante en términos económicos, tendrá un efecto pedagógico y ejemplarizante muy notable sobre la ciudadanía.