Aviadores del Golfo Pérsico
La dirección ha habilitado una sala de rezos para los alumnos de credo islámico, una tercera parte del total de aspirantes La Escuela de Pilotos de Jerez se adapta a las costumbres musulmanas para formar a 40 cadetes procedentes de los Emiratos Árabes y de Qatar
JEREZ.Actualizado:Entre semana, Hamad Altenaiji reza cinco veces al día. Los viernes acude puntualmente a la mezquita de Jerez. La dirección de la Escuela de Pilotos ha dispuesto una sala para que él y otros cuarenta alumnos de credo musulmán puedan cumplir con sus obligaciones religiosas. Ha sido uno de los grandes aciertos, desde el punto de vista comercial, de la Flight Training Europe, la empresa propietaria de la academia, que ha convertido a los países árabes en uno de sus principales 'proveedores' de cadetes. De los 130 estudiantes que actualmente albergan las instalaciones (de diez nacionalidades distintas), una tercera parte ya procede de Líbano, Qatar y Emiratos Árabes.
Hamad Almarem, de 19 años, cuenta que él, en realidad, iba para veterinario. Su padre, militar de Emiratos, le pidió que al menos hiciera las pruebas para piloto comercial. Le pagó un billete a Adelaide, en Australia, y Almarem superó el examen con nota. Cuando subió por primera vez a la cabina de un avión decidió que, ya puestos, tenía que volar. Después, al igual que Hamad Altenaiji, se benefició de una de las suculentas becas que Emirates, la aerolínea más importante de Oriente Medio, ofrece a los aspirantes con potencial formativo. Acabó aterrizando en Jerez, precisamente para aprender a levantar el vuelo.
Óscar Sordo, director financiero de la FTE, explica que hace ya algún tiempo que se dieron cuenta de que, adaptando algunas prestaciones y servicios de la escuela al modo de vida musulmán, «podríamos abrirnos a un mercado que es precisamente ahora cuando está exigiendo un alto grado de profesionalización». A los alumnos becados por empresas privadas o por gobiernos, hay que sumar «los particulares que tienen dinero suficiente como para financiarse los 95.000 euros que cuesta el curso completo, de quince meses, con 200 horas de vuelo, aunque sea para obtener una licencia privada».
La presencia de musulmanes se deja notar, además de en las pausas obligadas para el rezo, en el menú. Los cocineros preparan dos tipos de platos, uno para los alumnos occidentales, y otro para los orientales, que se rige estrictamente por las prohibiciones y normas de El Corán. Todos los animales se sacrifican según los principios que recoge la ley islámica, por ejemplo.
Futbolín y voley
«Sabemos que, además del prestigio que nos acredita como la primera escuela de pilotos líder en Europa, es muy importante que hayamos sido capaces de amoldarnos a sus costumbres. Les damos la suficiente confianza como para que algunas areolíneas de Oriente Medio no sólo estén formando aquí a sus cadetes, sino que además estén fichando a alumnos de otras nacionalidades graduados en Jerez, como acaba de ocurrirnos hace muy poco».
Juan Luque, madrileño de 20 años, y Miguel Serón, gaditano de 19, comparten aulas con británicos, holandeses, irlandeses y nórdicos, entre otros. El inglés manda. Es el idioma que utilizan durante las clases, pero también en los partidos de fútbol y voley que se celebran diariamente en el patio, a las espaldas del club social de la escuela. El horario de almuerzos y cena también es anglosajón. «Todos nos tenemos que amoldar», dice Juan.
«Al final, estamos aquí por lo mismo, para volar, y eso une mucho», opina Serón. De entrada, todos los alumnos han superado las exigentes pruebas de acceso. Abderhaman Al-Obaidan, Wassim Dabbous, Mohammed Al-Saad y Alharit Dadar, de Qatar; cuentan que no todo se reduce a manejarse con soltura ante distintos escenarios posibles. Los test de psicomotricidad son excluyentes. Árabes y occidentales tienen que demostrar que pueden reaccionar con eficacia ante un bombardeo de estímulos proyectados en pantallas distintas. Pero también deben ser buenos en cálculo mental, trigonometría, matemáticas aplicadas y análisis geométricos; tener reflejos y aprender rápido los conceptos fundamentales de mecánica y aerodinámica. El simulador de vuelo (un aparato de última generación valorado en 2,5 millones de euros que reproduce, incluso, las turbulencias atmosféricas en el interior de la cabina) tiene la última palabra.
Hamad Altenaiji conoce las interioridades del mundillo desde pequeño. Su tío fue durante décadas piloto de las fuerzas aéreas de Emiratos, y él creció entre aviones. No contempló otro destino. «Si quieres volar, hazlo en compañías comerciales», le aconsejó hace unos años. «Esos pilotos viven mejor». Y tanto.
Convivencia ejemplar
Óscar Sordo apunta que una de las ventajas de graduarse en la escuela es que el puesto de trabajo, a la salida, está garantizado. «Desde 1999, más de 700 cadetes han pasado por Jerez. Me atrevería a decir que todos están empleados. La preparación se plantea, desde el principio, con la idea de que los pilotos puedan ejercer luego en cualquier lugar del mundo». Desde que entran en la academia, la mezcla de nacionalidades y culturas es un hecho. En el comedor comparten mesa una chica musulmana, tocada con el tradicional pañuelo árabe, y algunas británicas en camisetas de tirantas. Hacen trabajo en grupos. Juegan al futbolín.
«Al final, las particularidades no son tantas. Los cadetes saben que el trabajo les llevará de un sitio a otro, y son gente abierta a la diferencia. La convivencia en el campus es ejemplar».
La dirección de la Escuela de Pilotos sabe que Oriente Medio es un filón creciente. «El año que viene ampliaremos las instalaciones, porque con las actuales no podemos hacer frente a la demanda y dar cabida a todas las solicitudes que recibimos. Construiremos un nuevo edificio, con 53 habitaciones individuales. La inversión será de un millón y medio de euros».
El negocio, según parece, ha levantado el vuelo.