Gracias, mil gracias Jerez
Actualizado: GuardarAnte la expresión de condolencia de Jerez hacia mi marido, nuestro padre, nuestro suegro, nuestro abuelo y nuestro bisabuelo, sólo sabemos deciros a todos: Gracias, mil gracias.
A todos nuestros familiares cercanos, su interés constante por su estado de salud y su entretenimiento.
Al Arzobispo Castrense Don Juan de los Ríos, por su enseñanza de mostrarle a Dios en todas las cosas a través de sus largas meditaciones en el Rincón de Montana.
Al padre Jaime Garralda, por su atención espiritual, su paciencia con personas mayores sabiéndolo escuchar y por sus palabras tan acertadas en la homilía del domingo.
A tantos amigos, por vuestra verdadera amistad, por vuestro respeto y vuestro cariño hacia nuestro dolor.
A todas sus gentes (como a él le gustaba llamarlos), por vuestra ternura y disponibilidad para atenderlo, sin trabas, facilitándole siempre con agrado toda su comodidad hasta el ultimo momento).
A Fabiola, por su entrega y su buen hacer en el trabajo, guiándonos en todos los pasos a seguir.
A sus médicos, por la asistencia inmediata ante una llamada tanto si era de urgencia como si era simplemente de información.
A Miguel Primo de Rivera que lo llamó y lo entusiasmó con las posibilidades para meter a Jerez en la modernidad buscando los medios necesarios para que fueran los propios jerezanos los que confiaran en sus propias capacidades, a sus compañeros de corporación, a sus sucesores, a toda la Corporación del Ayuntamiento, por sus palabras de reconocimiento hacia quien vivió siempre para y por Jerez.
A todo el colectivo de agricultores (su verdadera profesión), por sus enseñanzas y el apoyo recibido tanto en los años buenos como en los difíciles.
A todos sus amigos, a los contertulios, directivos y personal del Casino Jerezano por su afecto y a veces paciencia.
A los medios de comunicación, por su trabajo destacando su personalidad, grandeza, bonhomía, entrega y entusiasmo por su Jerez y los jerezanos, subrayando en su dimensión la labor que realizó en aquellos tiempos difíciles gracias, por supuesto, al magnífico equipo de colaboradores con que contó y a los que continuaron hasta el día de hoy engrandeciéndolo.
Su máxima era: «Para recoger, primero hay que sembrar».
Familia Cantos Ruiz.