«La crisis le ha dado la puntilla al campo»
Miguel Pérez Secretario provincial de CoagDice que los viticultores del Marco aguantan como pueden, pero avisa de que las perspectivas «son peores que nunca»
JEREZ. Actualizado: GuardarLa crisis ha dado la puntilla a los subsectores de la agricultura, que padecen una situación complicada en los últimos años. Así de rotundo se muestra el secretario general de Coag Cádiz, Miguel Pérez, quien avisa de la desprotección que sufre el campo y especialmente los viticultores del Marco que «están aguantando como pueden».
-¿La agricultura está padeciendo con más virulencia los efectos de la crisis que otros sectores?
-El campo traía una crisis bastante gorda, a la que se une también la generalizada, que ha sido una especie de puntilla más. Los síntomas son una bajada de rentabilidad, una subida de costes y grandes dificultades para negociar, por una especie de inquisición que es la Comisión Nacional de Competencia, que impone el mercado libre. Con esta bandera se produce una abuso sobre los productores, que no tenemos capacidad de organizar la oferta. Además hemos tenido unas políticas agrarias que van en la linea equivocada con la liberalización de los mercados y la apertura de fronteras que ofrece acuerdos preferenciales con terceros países, a los que además no se les exige las duras condiciones de los productores europeos. Es decir, sus costes salariales son muy bajos y es imposible ser competitivos. Habría que establecer planos de igualdad, para que se produzca una competencia leal.
-¿Qué papel pueden jugar las organizaciones como Coag? ¿Sólo queda el derecho a protestar?
-A raíz de la última manifestación se han producido conversaciones con el Ministerio, con Zapatero y se establecieron distintas mesas de negociación. Se están tocando en ellas todos los asuntos que llevábamos en la tabla reivindicativa de la protesta -mercados, costes, tarifas eléctricas para los regadíos, fiscalidad-. Lo que ocurre es que no están funcionando las mesas con los avances que esperábamos y se está alargando demasiado el periodo.
-Hablando de crisis, para la viticultura las perspectivas son bastante negativas, ¿no?
-Son peores que nunca. Los viñistas mayores aseguran que nunca han conocido una crisis como esta. Se está vendiendo la uva con precios de hace muchos años y hay una situación de supuestos excedentes a nivel general. Las bodegas parece ser que tampoco están fuertes y hay cierto abuso en cuanto al precio y a las tasas de pago. Por tanto, lo que hay es muchas ganas de arrancar y abandonar. Creo que este tirón poca gente lo va a aguantar. Hemos observado que desde la administración se ha puesto un dinero no de la mejor forma. Pensamos que ese plan hay manera de reconducirlo y de que sea atractivo para los agricultores y por otro lado necesitamos una regularización a nivel autonómico que de una seguridad jurídica a los operadores del Marco. Es fundamental que los productos complementarios sean obligatorios, con independencia de lo que diga el reglamento. Todos los viñistas tienen la misma categoría con independencia de que tengan bodegas o no y es importante que se establezcan tramos para que todo el mundo participe por igual en la producción. Sería lo ideal porque se trataría con el mismo rasero a todas las viñas. Se trata de eliminar excedentes. Se está pensando sólo en una política cortoplacista. Eso significa que si mi empresa me va mal, bajo el precio de la uva, y esa dinámica está empobreciendo la Denominación de Origen, aunque a corto plazo pueda dar un respiro.
-Si esto sigue así, quedarán muy pocos productores, ¿no?
-El viñista tiene capacidad de aguante, pero hasta cierto límite. Es un cultivo leñoso, que no es para una campaña y las inversiones son a largo plazo. Por eso están aguantando como pueden, para ver si cambia la dinámica, pero pinta mal. Se puede dar el caso de que tengamos un área de producción ridícula, respecto a lo que significa el nombre del jerez. Hay que invertir la dinámica y crear riqueza, porque no hay que olvidar que una provincia como Cádiz es una de las zonas más azotadas por el paro, necesita mantener lo que tiene, estabilizando lo que hay. Creo recordar que produce 900.000 jornales al año, que no es poco con la que está cayendo.
-A nivel personal, ¿cómo valora su etapa al frente del colectivo?
-Es un cargo que cansa muchísimo. Sobre todo cala en lo personal el hecho de que se reciben fundamentalmente problemas, pero es lo que toca y hasta ahora sigo con la misma ilusión del primer día y con la esperanza de que la dinámica cambie, porque no tenemos otra forma de producir alimentos que no sea el campo y parece mentira que esté tan desprotegido.