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ESPAÑA

CC OO pide cambios en el Gobierno

Zapatero replica que tomará aún más medidas para garantizar el «futuro económico» de España

PAULA DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

José Luis Rodríguez Zapatero conjuró, como pretendía, el riesgo de una huelga general dirigida en su contra. Al menos, de forma inmediata. Pero el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, dejó ayer claro que tampoco quiere que el decreto de la reforma laboral le salga gratis. Si no se cobra la cabeza del propio presidente del Gobierno, el líder sindicalista reclamó que, como poco, se lleve por delante la de algunos de sus ministros.

La placidez con la que los socialistas aspiraban a superar este trance -para lo que no han ahorrado elogios a la labor desempeñada por los sindicatos a lo largo de estos dos años de diálogo social infructuoso-, se vio pues alterada por este jarro de agua fría.

Según Toxo, España está «sin dirección política, sin dirección económica y sin dirección laboral».»La gente ahora tiene que tomar conciencia de que en estos momentos tenemos un grave problema: el Gobierno», insistió en una entrevista en Punto Radio.

Lo desconcertante, para los socialistas, es que hace tan sólo dos días el mismo líder de CCOO aseguró que la huelga general convocada para dentro de tres meses no iba destinada a cambiar el Ejecutivo. Ese era un factor que en el PSOE consideraban relevante.

Siempre confiaron en que, a diferencia de lo que ocurrió con protestas como la de 1988 contra Felipe González, o la de 2002 contra José Aznar, en la de la era Zapatero no habría animadversión personal y que, por tanto, no generaría tanta inestabilidad política.

Entre la posición que Toxo defendió el martes y la de ayer ha mediado la aprobación efectiva del decreto de reforma laboral por parte del Consejo de Ministros, un texto que, a su juicio y al del secretario general de UGT, Cándido Méndez, «degrada» el factor trabajo y abarata el despido. El texto generaliza el contrato con 33 días de indemnización y establece como causa de despido objetivo (con 20 días de indemnización) el que una empresa acredite una «situación económica negativa» sin hablar de pérdidas.

El portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, dolido, tachó de «injusta» la critica sindical. Sin embargo, Zapatero se mostró poco afectado por el ataque de un dirigente que, de algún modo, está obligado a sacar cabeza y a hacerse valer; sobre todo después del escaso seguimiento que concitó la convocatoria de la huelga de funcionarios el pasado 11 de junio. Es más, dio a entender que ya no hay presión alguna que le vaya a disuadir de tomar decisiones drásticas y anticipó que quizá tome alguna más en breve.

Prudencia

Desde Bruselas, durante la rueda de prensa posterior a su último Consejo Europeo como presidente de turno de la UE, el presidente del Gobierno defendió la idoneidad del decreto y advirtió de que está dispuesto a hacer las reformas que sean «necesarias» para garantizar «el futuro económico de nuestro país». Además, reclamó a Toxo «prudencia» para «evaluar» los efectos que la reforma provocará en el mercado de trabajo. «Debo subrayar que ninguna reforma produce creación de empleo -concedió- pero puede ayudar a crearlo y a salvar empresas, y debe contribuir a crear más estabilidad».

Como si hubiera oído a todos aquellos que desde su propio partido se lamentan de que el Gobierno haya cometido el pecado de no explicar para qué se necesita ahora esta reforma demandada por otras fuerzas políticas pero con la que, durante dos años -como admitió el vicepresidente tercero Manuel Chaves en la Ser- los socialistas se sintieron visiblemente «incómodos», Zapatero trató de ser didáctico.

De manera resumida afirmó que lo que se busca es facilitar la «flexibilidad interna» en las empresas ante las dificultades económicas y aumentar la estabilidad laboral. «Hay dos medidas fundamentales que pueden, si funcionan, evitar muchos despidos -alegó-: la posibilidad de que las empresas se desenganchen de los convenios con el acuerdo de los trabajadores y el modelo alemán de reducción de jornada y de salario».

Unas horas antes, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, había subrayado que el Ejecutivo estaba fallando en la comunicaciónde sus medidas.