Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
El modisto reveló que siempre empieza sus colecciones por la cabeza. :: ÓSCAR CHAMORRO
ENTREVISTA | Carlos Díez, diseñador

«Me gusta la frivolidad, es algo que nos divierte y hace sentirnos vivos»

Carlos Díez diseñador de modaEl modisto bilbaíno, fijo en Cibeles desde hace años, participa con una conferencia en la jornada inaugural de la pasarela South 36.32 N

ROCÍO VÁZQUEZ rvazquez@lavozdigital.es
DATA.Actualizado:

Alternativo, transgresor, radical, vanguardista, rompedor. Adjetivos, los que se quiera, pero el personaje al que se le atribuyen estos calificativos lo resume como «la manera de hacer lo que te gusta». El bilbaíno Carlos Díez (1967) lo lleva haciendo desde los 14, cuando empezó a coser en punto sus propias prendas para lucirlas en las discotecas junto a sus amigas. Nada le hacía imaginar que acabaría siendo uno de los diseñadores fijos de Cibeles, que montaría una exitosa tienda en Madrid y que pasearía su imagen y su creatividad para causas benéficas por todo el mundo. Si con pasamontañas se presentó en la última Fashion Week madrileña, a Cádiz lo hizo enfundado en su atuendo de conferenciante. Díez participó en la jornada inaugural de South y quedó prendado de Cádiz. «No me importaría pasar aquí una larga temporada», reconoció.

-¿Hay que ser transgresor para triunfar en el mundo de la moda?

-Lo que hay que hacer para triunfar, sea en la disciplina que sea, es ser individualista, ser muy personal, hablar de ti. No sé si se llama transgresión, simplemente es ir más allá de lo establecido. Contar tus experiencias, tus sentimientos, vivir el tiempo que te toca. Transgresora fue Coco Chanel, que dejó los corsés para ponerse ropa de hombre. Hay que trabajar según tus deseos.

-¿Y qué tiempo le ha tocado vivir?

-Estamos en los 2000, además de la situación actual que todos conocemos hay que vivir según las propias circunstancias, hablar de tus miedos, tus vivencias, lo que te gusta, lo que quieres cambiar. Yo me quejo a través de la estética. Se pueden cambiar muchas cosas a través de ella, pero todavía queda mucho por hacer.

-En la última colección que presentó en Cibeles, Güifarra, ¿qué había de reivindicación?

-Era más cómico que otra cosa. Güifarra es una palabra inventada durante mi infancia que significa bruja. La colección es un mundo inventado, de personajes que están a medio camino entre animales y personas. Me gustaba la idea de ocultar las caras, hablar de personas que no existen, que no saliera la cara de una modelo conocida. Es un mundo de cómic, de seres malvados. Alguien pensó que se trataba de terroristas, otro que eran monos del espacio.

-Unas calaveras o unos pasamontañas no son muy ponibles, ¿no?

-Mucha gente piensa cuando ve mis desfiles que mi ropa es imponible, pero cuando vienen a mi tienda es lo que mejor funciona. Las máscaras que usé para el desfile, que en principio no estaban a la venta, ya tienen una larga lista de pedidos. En mi caso, ese tipo de cosas funcionan más, las más caras también. Me produce un alegría enorme ver que lo que a mí me emociona al público también. Ese es el secreto, hacer las cosas como te gusten, si las haces de verdad, al final la gente responde.

-Ha colaborado en varias causas benéficas, para que luego digan que la moda es sinónimo de frivolidad.

-No tengo nada en contra de la frivolidad, es algo que hace sentirnos vivos. No puedo renunciar a la diversión, la vida ya es de por sí muy dura como apartar su sentido lúdico. No quiero amargarme. Esta claro que siempre hay que ser solidario y si la moda me da la oportunidad de ayudar a los demás, bienvenido sea.

-Dice que vende mejor la ropa cara, ¿ha llegado la crisis a la moda?

-Sí, por supuesto. Han desaparecido muchos diseñadores y tiendas. Hay gente que piensa que en estos tiempos hay que apostar por lo comercial, pero yo no estoy de acuerdo. En mi caso sigo trabajando igual, con el mismo sentido estético. Nunca se sabe dónde está el éxito. Lo que no se puede hacer con dinero se puede suplir con creatividad.

-Es uno de los fijos de Cibeles, tiene un hueco consolidado...

-Es un orgullo poder trabajar en Cibeles, es una pasarela muy organizada. Es todo un lujo estar allí porque te permite llegar a mucha gente. Es como volver a casa.

-¿Qué le parece South?

-Es una idea interesantísima. Que haya una pasarela dedicada a jóvenes diseñadores que se presentan a través de este evento es genial. Resulta un ejemplo increíble de lo que deberían ser las pasarelas de las ciudades de provincia. Este tipo de festivales son vitales para la cantera de la moda española. Me gusta el estilo, moda, música, mar, le pongo un 10. El hecho de que sea un festival independiente tiene un potencial muy fuerte. La energía que tiene no la posee Cibeles, ya consolidada. Aquí se respira la energía de la gente joven y del tiempo que vivimos.

-¿Y Cádiz?

-Es la primera vez que vengo y me ha encantado. No me importaría pasar aquí una temporada, echo de menos el mar. Me doy cuenta pronto de cuando una ciudad me da buena onda y éste es el caso.

-¿Conoce algún diseñador gaditano?

-A andaluces muchos, pero no sé si son gaditanos o no. Bueno, Solitas son de aquí y han desfilado en EGO.

-¿Es cierto que empezó haciendo punto?

-Empecé haciendo ropa para mis amigas y para mí con la única pretensión de salir a bailar y disfrutar la ropa. Con 14 años aprendí a hacer punto, sin pensar en que un día llegaría a ser diseñador. Empezó como un juego, por el puro placer de salir a lucir mi propia prenda.

-¿Qué consejos le daría a los que se están iniciando?

-Que disfruten de la moda, sin más pretensiones. Que tengan aspiraciones, sí, pero que sean conscientes de que lo verdaderamente importante es triunfar en la intimidad, que jueguen con el placer de la construcción, crear nuevos códigos estéticos, que sean fieles a sí mismos.