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ESPAÑA

Interior admite «relaciones impropias» en la cárcel de Meco

El informe de Instituciones Penitenciarias sobre la prisión cree probable que hubiera encuentros entre funcionarios y reclusas

M. SÁIZ-PARDO
MADRID.Actualizado:

«Excesiva confianza» entre guardianes y reclusas y «alta probabilidad de que existieran relaciones impropias» entre, al menos una interna, y los funcionarios. Esas son las dos principales conclusiones de la investigación, todavía en marcha, encargada por la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, sobre los sucesos en la cárcel de mujeres de Alcalá Meco en Madrid, que el pasado 23 abril provocaron el cese fulminante del director del centro, Luis Cuevas, del subdirector de Seguridad y del administrador del centro y sanciones a dos de los funcionarios bajo sospecha.

Gallizo compareció ayer ante la comisión de Interior del Congreso para dar detalles de las investigaciones en Meco, donde están recluidas 614 mujeres, el 80% por delitos relacionados con el tráfico de drogas. La máxima responsable de prisiones reconoció que, según los informes en su poder, sólo «un reducido grupo de internas» mantenía la relación de «excesiva confianza» con un «grupo de funcionarios».

La secretaria general detalló que la principal irregularidad que se investiga tuvo lugar la noche del 4 de abril en el módulo B3 de la cárcel, cuando un funcionario sin la presencia preceptiva del jefe de servicio, y «sin causa justificada», abrió la puerta de dos celdas, las números tres y cinco.

En ningún momento Gallizo habló de que mantuvieran relaciones sexuales con las reclusas, aunque Interior, tras el cese de la cúpula de la prisión, explicó que «compartió varias horas con ellas» y que «se investiga si algunos funcionarios pudieron mantener relaciones sexuales consentidas con varias internas». Ese mismo trabajador y esa misma noche despertó a varias de las presas destinadas en el economato para adquirir objetos de la tienda.

El otro hecho investigado, señaló la responsable de Instituciones Penitenciarias, se remonta a la pasada Nochevieja, cuando un funcionario salió a la calle sin permiso para comprar alcohol, que introdujo en la prisión, donde está totalmente prohibido, y bebió con las internas, a las que dejó salir de sus celdas. Este mismo empleado, al saber que se le había abierto un expediente, injurió a una compañera días después.

Gallizo precisó que la «permisividad» y la «falta de control» de los máximos responsables de la cárcel sobre estas actitudes fue la que provocó su cese, antes incluso de que el escándalo saltara a los medios de comunicación.