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Economia

EL RIESGO DE NO INNOVAR

Se insiste en un modelo de reforma laboral que muchos consideramos caduco

FLORENTINO FELGUEROSO
DIRECTOR DE LA CÁTEDRA DE CAPITAL HUMANO Y EMPLEO DE FEDEA. PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDOActualizado:

Esta reforma laboral tiene pocas novedades. Se insiste en un modelo de reforma que ya muchos consideramos caduco: mantener los contratos temporales, acercar sus indemnizaciones con las de los contratos indefinidos y tocar un poquito el funcionamiento de la negociación colectiva. Intentamos remedios similares en el pasado, y hemos fracasado. De facto, seguirán existiendo trabajadores de primera y segunda clase. No se ha querido apostar por un nuevo modelo de relaciones laborales, con un contrato único y una nueva estructura de la negociación colectiva, dos de los elementos claves de ésta y futuras reformas. Veremos esta vez si se respeta el espíritu de la ley. Si cuando a las empresas le va mal o necesitan de un cambio organizativo, acaban pagando 20 días de despido por años de servicio, y no 45 días como vienen haciendo en la actualidad. Veremos si pican con los contratos de fomento a 33 días, por lo que también se acaba pagando 45, y si, manteniendo los contratos temporales, estos dejan de ser atractivos con 12 días de despido en lugar de ocho. También veremos si realmente se facilita el descuelgue de los convenios colectivos de sector y si los árbitros que lo tienen que decidir son o no afines a los equipos de la parte alta de la tabla.

Que los nuevos remiendos en el Estatuto de los Trabajadores sean eficaces y reduzcan por fin la dualidad laboral en nuestro país, dependerá de cómo los quieran llevar a la práctica las asesorías laborales, los negociadores de convenios, los jueces y los gestores de los Servicios Públicos de Empleo, entre otros. Miles de intermediarios que se podrán encargar de disipar las buenas intenciones de esta reforma. Para muchos mantener el estatus quo, un mercado de trabajo tan ineficiente, con millones de contratos, despidos y subvenciones, miles de convenios de sector, y otros tantos millones de parados abandonados a su suerte, es un buen negocio o una forma de mantener unas rentas, para otros simplemente una cuestión ideológica o seguir gobernando en su reino de Taifa. ¿Está suficientemente atado el articulado de la reforma para que no volvamos a repetir la misma historia de siempre? El tiempo lo dirá. Este es el riesgo de no querer innovar nuestro modelo de relaciones laborales.