Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

LA TROMPETA DE LA FAMA

MANUEL ALCÁNTARA
Actualizado:

Siempre hace un mayor estruendo que la de la gloria, que rara vez es audible para contemporáneos. Además se confunde con eso que llamamos popularidad. En algunos pueblos, recalcitrantemente españoles, los más populares han venido siendo los tontos oriundos y los bandoleros generosos. Y en España, que sigue siendo pueblerina en algunos aspectos, seguimos conmemorando al 'Tempranillo' o a tipos como el 'Dioni' o el 'Cojo Manteca' con entusiasmo colectivo, muy superior al que dedicamos a otras criaturas no menos humanas y por lo tanto dignas de compasión que dedicaron sus vidas a la muy difícil empresa de mejorar la nuestra.

Hemos variado en la elección de arquetipos y de ejemplos, ya que importa mucho menos escoger a alguien que el hecho de que sea conocido por un número de personas. Los elegidos deben ser famosos. Si alguien sale un día sí y el otro también divulgando sus cuitas amorosas en la tele tiene muchas posibilidades para que eso que llamamos pueblo lo designe como representante. Basta con que carezca del más elemental pudor y exhiba admirable facilidad para el insulto retrospectivo para que reclute un gran número de admiradores. Lo grave es que éstos voten, pero sería mucho más grave que les impidieran votar. El caso de Belén Esteban se ha hecho significativo. Ya se sabe que a la pequeña pantalla no acuden las personas que más importan, ya que se convierten en importantes los que acuden a ella.

Está muchacha es sincera y espontánea. Le cae bien a todo el mundo, a pesar de estar recauchutada y facialmente corregida. Dice que representa al pueblo y, por su propio mérito y por la generosidad de los que no se pierden ningún programa suyo, se está haciendo millonaria. Hay que darle la enhorabuena, pero también hay que reconocer que estamos atravesando una mala hora.