El fútbol le mete un gol a la política
La sesión de control al Gobierno pasa a un segundo plano ante la inmediatez del España-Suiza
MADRIDActualizado:La sesión de control al Gobierno ha comenzado con una discusión sobre uno de esos temas que interesan al común de los mortales: el precio de la luz. En este tipo de debates el que pregunta y el que responden gozan del mismo tiempo: dos minutos y medio que puede repartir en dos intervenciones. Mariano Rajoy ha utilizado su tiempo para describir un panorama que, por más que sea real, dicho de carrerilla suena a guión de película de terror. El líder del PP recuerda que el Gobierno ha congelado las pensiones, ha bajado el sueldo de los funcionarios, ha subido el IVA y todo ello con 4,5 millones de desempleados. “Y ahora, además, le va a subir la luz”, remacha.
José Luis Rodríguez Zapatero recurre a las macrocifras y recuerda que el actual modelo lo impulsó José María Aznar al que ha responsabilizado, de forma indirecta, del déficit de tarifa de 18.000 millones de euros que acumula el país. “Vamos, que la culpa la tiene el PP”, ha apostillado Rajoy con su habitual retranca gallega.
Pese a todo, ha sido un cara a cara más o menos sosegado. Más incisivas se han mostrado las segundas espadas. Soraya Sáenz de Santamaría se ha sumado a las referencias político-históricas de otros dirigentes populares y ha acusado al Ejecutivo socialista de practicar el despotismo al adoptar medidas “a costa de los españoles, pero sin los españoles; a costa del pueblo, pero sin el pueblo”. La vicepresidenta primera, María teresa Fernández de la Vega, ha tirado de sarcasmo y le ha espetado a la portavoz popular: "al final van a ustedes a abrazar el marxismo-leninismo", lo que ha provocado la carcajada y la ovación de la bancada socialista y comentarios por lo bajini sobre el pañuelo palestino de María Dolores de Cospedal o el nuevo título de "partido de los trabajadores" que se arrogan los populares. "Y además, se quedarán tan panchos", ha sentenciado De la Vega.
Porra diabólica
De todo ello se ha hablado poco en los pasillos del Congreso, donde decenas de periodistas buscan habitualmente valoraciones de lo ocurrido en el hemiciclo. Pero esta vez, no. Hoy todo gira en torno al España-Suiza. Las televisiones quieren que los políticos se mojen y den resultados, en especial los ministros y los representantes del nacionalismo catalán, vasco o gallego. Una porra diabólica donde todo lo que no sea un triunfo de 'la Roja' será mal visto por la audiencia.
El fútbol le ha metido un gol a la política que, en teoría, no se detendrá frente al televisor. De hecho, pocas horas antes de que Iker Casillas y compañía salten al césped, el Gobierno dará luz verde a una de las reformas más controvertidas de la democracia: la laboral, que ya ha impulsado una huelga general. El PP asegura que, lejos de tratarse de una coincidencia, apunta a estrategia de 'pan y circo'.
La agenda del Congreso también marca una intensa actividad vespertina que, de entrada, demuestra a las claras que la veteranía o los galones son un grado. Cinco ministros tienen comparecencias en sus respectivas comisiones parlamentarias. Pero dos, si lo desean, podrán ver con cierta tranquilidad el partido. A Alfredo Pérez Rubalcaba le ha tocado a la una de la tarde y a José Blanco, a las seis. Sin embargo, los titulares de Ciencia e Innovación, Igualdad y Vivienda deberán actuar entre las cuatro y las seis de la tarde. Bibiana Aído y Beatriz Corredor no perderán mucho el sueño, porque ninguna de las dos profesa pasión por el definido como deporte rey. No se descarta que alguno de los diputados que acudan a escuchar a los miembros del Gobierno recurra al pinganillo para no perderse detalle de lo que ocurra en Sudáfrica. Los populares aseguran que pasarán lista.