EL 'MANIFESTÓDROMO'
La Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados
Actualizado:Esta ciudad nuestra siempre ha sido muy sosa para las manifestaciones. En la historia reciente de Jerez sólo han tenido un éxito relativo la famosa marcha a favor de Pedro Pacheco, después de que dijera aquello de «la Justicia es un cachondeo»; la de los aficionados del Xerez cuando el equipo fue exiliado a Sanlúcar; y la que se organizó durante el secuestro etarra de Miguel Ángel Blanco. Todas las demás -y las podemos contar por cientos- han sido en cuanto a participación escasas tirando a muy escasas, y en ocasiones rozando el ridículo. Algunos me dirán que en la manifa contra el cierre de la fábrica de botellas había 2.000 o 3.000 personas. ¿Y eso es significativo en un municipio que rebasa los 200.000 habitantes? No nos engañemos, aquí a la gente le cuesta manifestarse, aunque sea para defender una industria o el mantenimiento de puestos de trabajo, que tanta falta hacen por estas latitudes nuestras del sur de Europa. En los últimos meses, sin embargo, estamos asistiendo a un nuevo fenómeno en Jerez: manifestantes sigue habiendo muy pocos, pero concentraciones, marchas y protestas tenemos de todos los colores. Sólo en estos últimos días hemos visto gritar en las calles a funcionarios, peñas y aficionados del Xerez, comerciantes del centro, trabajadores del Ayuntamiento, empleados de Limasa, la plantilla de Sergesa, policías nacionales, sindicalistas de la CGT, conductores de Cojetusa, carteros de Correos. y el lunes iban para allá los de Linesur , pero se ha desconvocado la huelga en el último momento. La media de asistencia en cada una de estas manifestaciones-concentraciones-berrenchines ha sido de unas 200-300 personas siendo generosos como, por otra parte, suelen ser los medios de comunicación jerezanos (inclúyase esto en el apartado de autocrítica). Todas estas protestas callejeras han tenido un denominador común: la calle Consistorio. La puerta del Ayuntamiento se ha convertido en nuestro particular muro de las lamentaciones, tenga o no que ver el Consistorio con el conflicto en cuestión, aunque a decir verdad la mayoría de las veces forma parte directa del problema o, incluso, ha contribuido a generarlo. Así las cosas, nos hemos encontrado con que la calle Consistorio se ha convertido en el 'manifestódromo' de Jerez. Sumando a funcionarios, trabajadores municipales, aficionados del Xerez, carteros, empleados de Limasa, Sergesa y Cojetusa, y a todos los demás juntamos un buen puñado de criaturas. Y aquí es donde debería estar más despierto nuestro Ayuntamiento. Todos sabemos por las penurias que está pasando, todos sabemos de las telarañas que decoran las arcas municipales y de lo bien que le vendría a nuestro ente municipal coger unas perrillas. Pues nada, como dice un amigo mío, la ocasión la pintan calva. Yo pondría al comienzo de la calle Consistorio, junto a la heladería de La Polar, un cartel con grandes letras: «Bienvenidos al 'manifestódromo'. Jerez, ciudad de manifestaciones». Ahí hay negocio, háganme caso. Se le podría cobrar un euro a cada manifestante por el acceso a la zona habilitada para las concentraciones, es decir, la puerta del Ayuntamiento. Habría precios especiales para grupos y para acampadas nocturnas y huelgas de hambre. Y no sé, se me ocurre que al abandonar el 'manifestódromo', en el quiosco del Señor de la Puerta Real se podrían recoger las mejores fotos de la manifa, como cuando te montas en la montaña rusa de Isla Mágica. Cada foto a tres euritos. Sería un recuerdo inolvidable. Estoy seguro de que, al ritmo de convocatorias y protestas que vamos en estos momentos, el Ayuntamiento podría sanear sus cuentas en el plazo de cinco o seis meses como mucho. Y todo gracias al 'manifestódromo'. Ahí dejo la idea y, en prueba de buena voluntad, no pienso cobrar por ella. Ahora que lo pienso, hoy es 13 de junio, hace un año el Xerez ascendió a Primera y no se cabía en el 'manifestódromo'. Ojalá todo lo que ha venido después hubiese sido igual de alegre y divertido, ¿verdad?