PARÉNTESIS MUNDIALISTA
Actualizado:Zapatero resopla, el euro se toma un respiro frente al dolar y los empresarios tendrán que hacer la vista gorda con unos trabajadores que se les suben por las paredes. Un mundial de fútbol es como un gigantesco paréntesis que cada cuatro años aparece en el horizonte para desviar la atención de cuestiones ciertamente más preocupantes.
En esta ocasión, la cita de Sudáfrica es como una maná caído del cielo a tenor de lo revuelto que anda el patio español. Durante un mes muchos dejaremos aparcado nuestro complejo de mileuristas por siempre jamás para volcarnos con la Roja. Desde que los balones de fútbol son redondos es la primera vez que nos colamos en una cita de tanto renombre con el cartel de favoritos. Ciertos complejos se quedaron enterrados hace dos años frente a Italia y Alemania y ahora llega el momento de confirmar que -aunque en cuestiones más serias seguimos formando parte del ilustre trasero de Europa- la selección que mejor juega al fútbol también es capaz de ganar la copa más deseada. Nunca hemos disfrutado hasta la fecha de semejante posición y puede que pasen muchos lustros antes de que se vuelva a repetir la jugada. Así que cambiemos el pesimismo realista que nos acompañó durante el siglo XX y acuñemos un optimismo consecuente al fútbol de un combinado que viene a ser una versión corregida y aumentada del admirado FC Barcelona. Es como para soñar despiertos con la posibilidad de llegar vivos al trascendental partido del próximo 11 de julio y es que todo es más sencillo de lo que parece. Se trata de dejarse llevar por las sensaciones que desprende una maquinaria perfectamente engrasada por Del Bosque (nada que ver con la mala leche de quien le precedió en el cargo) y de la que forman parte la mayor colección de 'prima donnas' del fútbol global: Casillas, Piqué, Ramos, Cesc, Iniesta, Xavi, Villa, Torres, Pedro, Navas...