Los marineros de cerco, en pie de guerra
La Dirección General de Pesca no cedió pese a la mediación de la alcaldesa, que improvisó un viaje en autobús junto a un grupo de afectados La Junta no les dirá hasta dentro de 15 días si pueden faenar este verano en aguas sanluqueñas
Actualizado:Los pescadores de cerco se han encerrado en el Ayuntamiento. Pese a que la consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera, les prometió que a partir del uno de mayo y durante cuatro meses podrían pescar en zona protegida, aún no ha recibido el permiso. Ayer viajaron a Sevilla encabezados por la alcaldesa, Irene García, para pedir explicaciones en la Dirección General de Pesca de la Junta, pero volvieron a casa con las manos vacías.
«Lo único que nos han dicho es que hasta dentro de diez o quince días no podrán comunicarnos si nos dan o no permiso». Manuel Robles, uno de los afectados, confirmó que unos quince armadores y patrones de barcos dedicados a esta pesquería pasaron ayer la noche en el Palacio Municipal, sede del Ayuntamiento sanluqueño, como gesto de protesta hacia la postura de la Junta. La noche anterior fueron los marineros quienes durmieron en el Consistorio. «Está en juego el pan de 150 familias y de más de 300, si les sumamos las empresas auxiliares». La administración pública sólo permite la pesca de cerco en la zona denominada D, cerca de Punta Umbría, en Huelva. «Pero allí estamos perdiendo dinero. Ahora es el tiempo del boquerón, que se pesca cuando sale el sol. Si nos pasamos cinco horas navegando para llegar y cinco horas de regreso para estar en Sanlúcar a las dos de la tarde, sólo podemos pescar durante una hora». Para obtener un mínimo de rentabilidad, patronos y marineros han de pasar la noche en los barcos. «Eso es gasto de comida, de hielo. Además tenemos que pagar el gasoil, los seguros sociales de cada barco. No sacamos para mantener a las familias». Ante la inminencia del verano, ellos quieren también ver compensado su esfuerzo.
Multas
Por otro lado, los pescadores denunciaron la actitud de la Guardia Civil. «Si nos pasamos diez minutos de la hora a la que tenemos que entrar en el muelle, nos ponen multas de 3.000 y 6.000 euros. Nos acosan». La posibilidad de faenar en alta mar es inviable. «Nuestros barcos, de 15 metros de eslora, no pueden competir con el tonelaje y el tamaño de los barbateños».
En cuanto a la pesca de especies en zona de cría y engorde, motivo por el cual la Junta protege esta zona, los afectados fueron tajantes. «No pescamos ahí, sino fuera del límite de la Junta, que no nos permite en aguas interiores. Pescamos donde hemos pescado toda la vida de dios, desde que éramos chicos».