SEÑORÍO

Hay clubes que su categoría no corresponde con la de sus dirigentes. Un ejemplo claro lo tenemos en el Huesca. Milita en la categoría de plata del fútbol español, pero, y a tenor de la forma de actuar con la entradas, sus responsables parecen más bien de un equipo navajero de barrio que carece de señorío. Y es que lo que la semana pasada eran 262 entradas para el Cádiz se convierten ahora en tan sólo 88 ¿Qué pretenden? ¿Callar a la afición del Cádiz? Pues les diré que el volumen de los decibelios a la hora de animar no se mide por el número de gargantas y estoy convencido que 80 cadistas en El Alcoraz se oirán más que el resto del estadio. Si no, al tiempo. Supongo que el equipo oscense a medida que vaya acumulando años en el fútbol profesional irá aprendiendo modales y saber estar, pero mientras tanto, se le nota aún el tufillo en comportamientos propios de categorías más bajas. Y mientras que estos equipos, que se han ganado el derecho a jugar en Segunda en los terrenos de juego aunque descienden varias categorías en ética, como el Huesca, copan y emborronan una división otrora señorial. Y otros equipos con más categoría en los despachos aún purgan sus pecados deportivos en divisiones infames pero que darían brillo, lustre y modales a la Liga Adelante como por ejemplo el Oviedo, el Mérida, el Extremadura o el Sabadell. Históricos de nuestro fútbol que estoy seguro que estos asuntos los llevaría bastante mejor que nuestros próximos rivales. Pero por lo que veo no saben qué afición les visita el domingo. Esta sufrida hinchada amarilla salió por la puerta grande del Stadium Gal de Irún pese al comportamiento de otra directiva, también para echarle de comer aparte. Ha sido capaz de silenciar a todo un Bernabéu en Primera División. O teñir de amarillo el Nou Camp. E incluso ha transformado insultos de la afición rival de turno en una rendición total debido al arte y al ingenio de Cádiz. Podrán ser más el domingo, pero los valientes que vayan que griten y animen como sólo esta afición sabe. Y punto.