'Pablito' Rossi, el tramposo redimido
El delantero italiano brilló en el Mundial de España para pasar página sobre el turbio asunto de apuestas ilegales por el que estuvo sancionado dos años
Actualizado: GuardarEl italiano Paolo Rossi pasó su primera página en un Mundial en Argentina, donde Italia acabó en cuarta posición, en el mejor momento de la carrera y se ganó el reconocimiento mundial por su juego. En el hemisferio sur le bautizaron como 'Pablito' después de anotar tres tantos y dar pases de gol.
No era un desconocido aquel chico que había salido del Como a los 19 años con tres de sus cuatro meniscos rotos. En el Vicenza había colaborado para pelear por el título nacional al tiempo que había terminado máximo goleador del campeonato. Con estos mimbres fue convocado por Enzo Bearzot en el momento que el propio Rossi ha calificado como el mejor de su carrera.
Su excelente condición y su olfato de gol propiciaron un traspaso millonario al Perugia, uno de los equipos de su adolescencia. Pero en el conjunto destinado a luchar con los mejores del 'calcio' llegaría una dramática sorpresa. Una investigación había encontrado pruebas de una organización de apuestas ilegales en las que estaban implicados directivos y jugadores y Rossi apareció entre ellos. Según los análisis del 'Totonero', Paolo había colaborado en un empate (2-2) con el Avellino para recibir tres millones de liras. La Justicia deportiva le sancionó con tres años de sanción, aunque en una apelación posterior se redujo a dos temporadas el castigo. El de Prato siempre justificó su inocencia en un comentario chistoso ante un jugador rival sobre el posible resultado: «¿2-2? Si quieren...». En su autobiografía exponía que Graciani, uno de los culpables, le había exculpado: «Fue detenido sólo porque era un símbolo».
Quedaban dos años para el siguiente Mundial, su reputación se había manchado y debía decidir su futuro. «Tenía 24 años y nunca pensé en dejarlo. Pensaba cumplir la sanción y volver», reconoce 'Pablito' cuando se le cita aquel escándalo. Aguardó las dos temporadas y retornó dos meses antes del pitido inicial del mundial español. Ante la sorpresa de todos los italianos, el seleccionador Enzo Bearzot volvió a llamarle. «Sabía que si Rossi no estaba en España, no tendría a ningún jugador oportunista en el área. En esa zona era realmente bueno, rápido, siempre listo para hacer la finta adecuada», ha reconocido el técnico.
La confianza de Bearzot
Pero en España los inicios no fueron buenos. Tres empates de los 'azzurri' y ningún tanto de Paolo Rossi fueron el punto estimulante de la polémica. La prensa tildaba a Bearzot de «cobarde» y el diario milanés 'Il Giorno' apuntaba a una relación sentimental entre el delantero y su compañero Cabrini. Ante semejante ambiente, el entrenador italiano decidió el 'silenzio stampa' y ningún integrante del grupo podía atender a los periodistas.
Tras el recogimiento, la selección italiana respondió ante sus rivales más poderosos. Superó a Argentina, a Brasil (con tres goles de Rossi), a Polonia en semifinales (dos tantos del delantero) y concluyó la final ante Alemania Federal con un nuevo tanto del liviano futbolista y el campeonato del mundo.
Paolo fue el máximo goleador del campeonato y la euforia en el país llevó a indultar a casi todos los implicados en las apuestas ilegales. Desde entonces, Paolo se convirtió en la estrella que ya había brillado en Argentina (la prensa le nombró segundo mejor jugador del torneo) y sumó un Balón de Oro a su palmarés. A su regreso a Italia jugó en los mejores clubes del país y recibió la llamada para el mundial de México'86, en el que una lesión le impidió repetir sus exhibiciones. Se retiró con 31 años cansado «de estar encerrado en hoteles y concentraciones», pero con su prestigio recuperado como héroe de la 'nazionale'. Tampoco guarda especial rencor por aquel período turbio ni se arrepiente de nada en su carrera. «Siempre tuve momentos muy altos y muy bajos», suele responder para cerrar cualquier discusión.