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Vaya panorama

RAFAEL MARÍN
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A nda el personal encabronado, y no es para menos. Todito te lo consiento menos que me mientes a mi madre y me toques la cartera. Y de tocarnos la cartera a tocarnos otra cosa no ha habido más que un paso. Si nos decían una y otra vez que estábamos a puntito de salir de la crisis que ni era crisis siquiera, ahora resulta que es cuando vamos a sentir la crisis en lo más profundo, con los sueldos recortados los funcionarios (y todavía más recortados los que no somos funcionarios, como el caso de la enseñanza concertada) y con la subida inminente del IVA.

Hemos pasado del optimismo algo bobo al apocalipsis now. Y a lo bestia. Se corta el grifo de lo público, aunque cuesta trabajo creer ahora que la crisis entera se deba a lo público solamente, y al final la pagaremos los de siempre, con unas medidas que son unas gotas en el mar del déficit y que me temo en el fondo no conducirán a nada. El segundo puente se queda ahí, según parece, como un escenario de película post-apocalíptica pero en adelantado; nunca nos llegamos a creer que llegaría el AVE y a ver en qué quedan los fastos del Bicentenario: para el tricentenario, tal vez.

Lo peor sigue siendo que quienes nos metieron en la crisis salen de la crisis reforzados y de rositas. Y no solo en España, que la culpa no es únicamente de la inoperancia que nos controla a uno y otro lado del espectro político. Aunque aquí, claro, seguimos regalando ordenadores a los niños y se vaya a gastar en Andalucía una fortuna infame en promover el árabe como segunda lengua en nuestros colegios. Lo mismo para que nos vayamos preparando para la que nos espera.

Los socialistas se están haciendo el harakiri para mucho tiempo. Los sindicatos, pese a la huelga de mañana (una huelga que no hará daño y que repercutirá doblemente en los bolsillos de quienes la secunden), tienen perdida la confianza. Y aunque los populares se froten las manos, parecer que les tocará bailar con la más fea de aquí a unos meses. Pero tranquilos, ya les sacaremos entre todos las castañas del fuego. Si es que parece que no estamos para otra cosa.