Los alumnos programan por ordenador las funciones que ha de realizar el robot mediante sus sensores de color, sonido o textura. :: L. R.
EDUCACIÓN. IES Fernando Quiñones (Chiclana)

Ingenieros en miniatura

Alumnos de 15 años van más allá de los conocimientos de Tecnología y se inician en futuras disciplinas universitarias El diseño, la programación y el montaje de robots se integran como una asignatura más

CHICLANA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El pedante C-3PO y su compañero D2-R2 eran la sal y la pimienta de 'La guerra de las galaxias'. Sus peripecias merecen un capítulo aparte en la saga, aunque no llegan a conmover tanto como David, el niño- robot de Spielberg y su 'Inteligencia Artificial'. Los humanoides se colaban hasta la cocina y formaban parte de la cotidianidad y de la familia en un mundo futurible.

En el imaginario colectivo, la robótica está plagada de referencias vinculadas a la ciencia ficción mediante personajes que se han granjeado un fuerte arraigo en la cultura popular del siglo XXI. Desde Frankenstein hasta Eduardo Manostijeras, pasando por Terminator, Robocop. Además de ser una constante entre las predicciones sobre cómo será la vida dentro de varios siglos, los robots humanoides, que no pasan de ser personajes irreales, causan desasosiego y estupor entre la audiencia porque son máquinas con sentimientos humanos. Conceptos contrapuestos e incompatibles, cuando la realidad es mucho menos inquietante. Y de momento, no supera a la ficción. Porque la robótica, tal y como la aprenden los alumnos del instituto Fernando Quiñones es la ciencia y tecnología de los robots. Se ocupa de su diseño, manufactura y montaje, y combina distintas disciplinas como la mecánica, la electrónica, la informática, la inteligencia artificial y la ingeniería de control. Ellos, que conocen perfectamente a los personajes de películas, saben también cómo funciona una cadena de montaje industrial, una cinta transportadora de productos, un separador de alimentos...

Ensayo y error

«Hacemos una programación informática en la que introducimos los parámetros de color, sonido, temperaturas. Ese programa lo trasladamos mediante el puerto USB al 'ladrillo' del robot y a continuación comprobamos si obedece o no las órdenes». Elena Gasca, de 15 años, dispara bolas con un robot diseñado para actuar como un bate de béisbol. La alumna explica que el artefacto incluye una serie de sensores que recogen la información del exterior y mandan la orden a los mecanismos del robot para que éste cumpla la misión para la que haya sido concebido. «Para que siga una línea trazada, para que separe bolas por colores, o para que haga las veces de un bate de béisbol». Agrupados de tres en tres, los chavales trabajan concienzudamente en sus robots, que tienen la apariencia de los populares Legos, pero mucho más sofisticados. La armonía es absoluta. Y no por la presencia intrusa. «Son muy buenos».

Juan Pérez Vargas, el profesor de Diseño, programación y construcción de robots, explica que pese a trabajar sólo una hora a la semana, los alumnos de esta asignatura integrada en el departamento de Tecnología, han conseguido aprender conceptos básicos que les ayudarán en las futuras disciplinas científicas. «No hacemos examen. Yo les voy planteando retos y ellos tienen que resolverlo de la mejor forma posible. Para eso lo mejor es la técnica ensayo- error. Hay veces que tienen que volver a programar hasta que dan con la clave y ese entrenamiento es muy óptimo. La prueba final es un proyecto libre».

Chiclana es el único municipio de la Bahía que ofrece esta asignatura. «Ya hay mucha demanda para el año que viene, pero necesitamos inversión». El Fernando Quiñones comparte protagonismo con otros centros de El Cuervo, Utrera y Jerez. En Andalucía, sólo Sevilla y Córdoba tienen la Robótica en su horario de clases. No en vano, ofertar esta asignatura supone un importante desembolso.

Materiales muy costosos

«Los kits con las piezas para el montaje de los robots cuestan entre 250 y 300 euros. Se venden en tiendas especializadas. Aparte necesitamos otras herramientas, como ordenadores portátiles». Este año han conseguido que la asignatura sea reconocida como Proyecto de Innovación Educativa por parte de la Junta, lo cual les ha beneficiado con una subvención. «Pero nos gustaría darle continuidad a la materia, e incluir además la Neumática, porque la Tecnología no puede ceñirse sólo a los pequeños coches a motor, las poleas y los circuitos eléctricos». Esto fue precisamente lo que argumentó el centro en su petición ante la Consejería de Innovación. Se cae por su propia lógica. «Unos chavales que están continuamente manejando en casa multitud de aparatos, y cada vez más complejos, deben conocer cómo funcionan. Iniciarlos en ese mundo puede ser también el camino para despertarles la vocación por la Ingeniería Industrial o la Informática».

Aplicaciones prácticas

La aparente complejidad de la asignatura no ha sido un problema para Miriam Piñero, y las dificultades iniciales se compensan con el entusiasmo y el esfuerzo.

«Al principio costó entender, pero al ir practicando poco a poco te va gustando más. Es una asignatura interesante». Interesante y práctica. Sergio Rivera, Iván Barbosa y Antonio Jesús Gómez hablan desde la herramienta informática específica para los robots, el NXT y del entorno de programación, denominado Labvien, hasta la separación de las frutas según el grado de madurez o el color en la cinta separadora de una factoría; la acción de los robots de las cadenas de montaje en las fábricas automovilísticas o incluso el simple mecanismo de las cajas registradoras en los supermercados. «Son ejercicios que después tendríamos que practicar en nuestro trabajo, aunque de una forma más avanzada».