El escritor Shahriar Mandanipour da esquinazo a la censura y la muerte
MADRID. Actualizado: Guardar«De permanecer en Irán habría muerto dos veces, literaria y físicamente». Lo dice con convicción absoluta Shahriar Mandanipour (Shiraz 1957), ensayista y narrador iraní que se ha pasado media vida eludiendo la implacable presión del régimen iraní. La censura se convirtió en una obsesión desde que publicó sus primeros cuentos hace un par de décadas. Se dio de cabezazos con los censores y las imposiciones de un régimen «implacable» del que se puso a salvo en Estados Unidos. Huir de su país fue una necesidad para este escritor y profesor al que trataron de asesinar en un par de ocasiones y que publica ahora en español 'Una historia iraní de amor y censura' (Lumen). «A Lorca lo mataron porque conocía la fuerza del amor, y mi país está lleno de Lorcas» afirma Mandanipour que tiene al poeta granadino junto a Cervantes en la cumbre de su altar literario.
«En mi país no tratan sólo de tapar la boca a disidentes, escritores, cineastas o artistas. Tratan de quitarles la vida. No es un cuento. A mi trataron de matarme junto a una treintena de escritores que viajábamos en autobús. El conductor intentó hacernos caer por un precipicio. Falló y nos quedamos al borde del desfiladero. Huyó despavorido, regresó e intentó hacernos creer que había sido un accidente. Condujo de nuevo y volvió a intentarlo unos kilómetros más allá» cuenta con una sonrisa nerviosa. «Claro que si hubiera seguido en Irán estaría muerto, literaria y físicamente» asegura. «Y fuera no estoy a salvo. El régimen iraní sigue matando a disidentes por todo el mundo», relata Mandanipour, profesor en Massachusetts.
Otra forma de ver las cosas
El sentido del humor se ha convertido en el gran aliado de este narrador acosado por la censura, cuyos libro circulan bajo cuerda en Irán, y que alerta de los peligros de la autocensura «que pude convertirse un monstruo». «Si te dejas ganar por el miedo, el poder de ese monstruo se agiganta. Se instala en tu interior, entra en tu casa y en tu mente; te observa y te vigila. Lee tus pensamientos y te paraliza» sostiene el escritor, que en su novela juega con los censores tachando las expresiones y párrafos que hubieran suprimido los «guardianes de la pureza».
Contra ese poder contrapone Mandanipour otras fuerzas implacables y revolucionarias: el amor y el humor. «Por primera vez he recurrido al humor. Es casi la único vía para hablar de cosas muy oscuras, dolorosas y terribles», dice un escritor con un enorme sentido trágico de la existencial.