Los trabajadores volvieron una vez a coger la pancarta.:: F. JIMÉNEZ
Ciudadanos

El 'tijeretazo' calienta la calle

El 7 de junio se celebrará la última concentración antes de la huelgaLos funcionarios dan un paso más en las protestas contra la bajada de su sueldo y comienzan a cortar el tráfico

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La clásica y tradicional concentración a las puertas del centro de trabajo ha dejado de tener efecto debido a su carácter repetitivo. Tras varias semanas mostrando su descontento los funcionarios están buscando nuevas fórmulas y, sobre todo, emplazamientos originales en la capital gaditana para que sus reivindicaciones no caigan en sacos rotos. Ayer, cuando el reloj marcaba las once de la mañana, mientras que unas 150 personas se manifestaban bajo el apoyo de los sindicatos -CC OO, UGT y C-SIF- en la plaza de la Constitución, frente al edificio de Hacienda, diversos grupos de trabajadores públicos, de forma totalmente espontánea, decidieron cambiar de estrategia. Abandonaron las concentraciones ante las puertas de su lugar de trabajo «porque ya la gente está acostumbrada a vernos ahí y pasan de largo», explicó, a este medio, Silvia Franco. Ella fue una de las funcionarias que, de manera totalmente improvisada, decidió ampararse en la legalidad de los pasos de peatones para provocar una caravana de coches mientras éstos tocaban el claxon sin cesar preguntándose qué pasaría veinte metros más adelante. «Nadie nos puede detener porque no es ilegal pasar una y otra vez por un paso de peatones, así que durante diez minutos nadie se quedó parado, estuvimos todo el tiempo de un lado a otro de la calzada».

Es la respuesta de la impotencia, de la rabia «porque están pisoteando nuestros derechos y, para colmo, usando un decreto ley; por el derecho al pataleo que no quede».

Hoy volverán a repetir la misma estrategia. Esta vez utilizarán los pasos de la plaza España y el cercano al Ayuntamiento para ralentizar -sin cortar-, la circulación del centro de la ciudad durante diez minutos.

Mientras, en la plaza de la Constitución, funcionarios y sindicatos se concentraban a la vieja usanza, en la que era su tercera jornada de protestas. Volvían así, una vez más, los gritos en contra del plan de ajuste del Gobierno y la pancarta con el lema: «No a los recortes y por la calidad de los servicios públicos».

No estuvieron solos. Los trabajadores del sector sanitario llevaron a cabo la primera de sus movilizaciones, realizando parones frente a los hospitales de Cádiz, Puerto Real, Jerez; y los centros sanitarios del Campo de Gibraltar y la Sierra. En todas ellas se leyó un manifiesto con los argumentos que fundamentan el rechazo del sector a las medidas propuestas por el Gobierno Central. Desde C-SIF, Inmaculada Gil manifestó la buena acogida de esta concentración aunque «todavía hay mucho miedo entre los trabajadores porque temen que si se manifiestan, aumenten los recortes».

Todas estas protestas forman parte del preámbulo de la huelga general en la función pública convocada para el próximo martes. Un paro que aún no se sabe el seguimiento que tendrán pues como explicó Gil, «existen muchas personas que cobran un salario base de 500 euros y perder un día de trabajo significa dejar de cobrar entre 40 y 60 euros». Simplemente hay quien no puede permitirse hacer una huelga.