Los talibanes se hacen oír en la Loya Jirga con antentados

Tres cohetes, uno por cada día de duración de la conferencia de paz -Loya Jirga, según las palabras usadas en lengua pastún- que abrió sus puertas a primera hora de la mañana de ayer en Kabul. Los talibanes no desaprovecharon la oportunidad y participaron en el acto inaugural oficiado por Hamed Karzai con el lanzamiento de proyectiles contra la gran tienda que alberga la reunión.

«¡Siéntense. Nada va a pasar!», señaló el presidente afgano al escucharse la primera explosión. Luego llegaron los sonidos de disparos y otra deflagración, esta vez causada por tres suicidas vestidos de mujer. Al terminar su discurso el dirigente pastún prefirió volver a su palacio y dejó en manos de los 1.600 invitados la discusión de los acuerdos que puedan ayudar a la reconciliación nacional. «Todos se quedaron en sus sitios, incluidas las trescientas mujeres invitadas. Era como decir que estaban acostumbrados y que querían continuar con la reunión», señaló el máximo representante de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, que participa en su primer gran acontecimiento tras suceder en el cargo a Kai Eide.

El despliegue de más de 12.000 fuerzas en la zona evitó que los terroristas lograran su objetivo y no hubo que lamentar víctimas, pero la tensión es máxima en la capital hasta que se clausure esta gran reunión que congrega a representantes de todo el país. «Es sólo el primer paso de cara a un proceso de reconciliación», señaló en una reciente rueda de prensa el representante civil de la OTAN en Afganistán, Marc Sedwill.