LA GRAN EVASIÓN
Actualizado:El dinero huye con pies más ligeros de los que disfrutó en vida Ulises. Se va de algunas cajas de ahorro antes de que éstas se conviertan en cajas mortuorias. Sólo se mantendrán las que hayan ejercido las infrecuentes virtudes españolas de la prudencia y el buen juicio, que incluye el prejuicio. Que nadie pregunte adónde va el dinero que se está fugando, «sin parar un punto», que dijo Quevedo de la huida del humano vivir. No debemos hacernos esa pregunta ya que hay contables que saben que el dinero que ha puesto pies en polvorosa está controlado. Lo único que se ignora es su paradero, pero se sabe que 5.000 millones se escapan cada mes de estas entidades que fueron beneméritas antes de ser invadidas por políticos sin más méritos que su adhesión condicional al mamarracho de turno. Gentes que barrerá la historia, pero dejarán una maloliente huella.
Cuando el amor se olvida nadie sabe adónde va, pero el dinero es inolvidable. ¿Dónde se cobijan los 5.000 millones que cambian cada mes de hospedaje? Se dice que los bancos pagan más por el ahorro que sus rivales. Quien lo probó lo sabe, pero yo no puedo responder a esa pregunta bursátil porque mis finanzas no me permiten hacer comparaciones. Sé que éstas sólo son odiosas para una de las partes, ya que la otra sale ganando en la confrontación, pero nunca me he atrevido a aconsejar a nadie, no sea que sigan mi recomendación y luego me lo reprochen.
La oleada de fusiones nos tiene con el agua al cuello. Debiera haber sido más rápida y más discreta, pero nos tienen al tanto de todos sus pormenores, que casi todos son mayores, y eso «crea inquietud», que dicen los farsantes que la llevan creando desde hace algún tiempo. Hay mar de fondo y ahora sólo se habla de los fondos de rescate. Lo curioso es que seamos los náufragos los encargados del equipo de salvamento.