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Mustafá Abú al-Yazid. :: AFP
MUNDO

Al-Qaida admite la muerte en Pakistán de su número tres

La red terrorista confirma en Internet la pérdida de Abú al-Yazid, histórico lugarteniente de Bin Laden, en un ataque de EE UU

MIKEL AYESTARAN
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Mientras la atención internacional se centra en las ofensivas contra la insurgencia en territorio afgano, son los ataques con aviones no tripulados en la vecina Pakistán los que mejores resultados dan a Estados Unidos en su lucha contra Al-Qaida. La última víctima de los misiles norteamericanos podría ser Mustafá Abú al-Yazid, histórico lugarteniente de Osama bin Laden que las agencias de inteligencia califican como el 'número tres' del grupo y máximo responsable de las actividades en Afganistán.

Es la segunda vez en los últimos dos años que oficiales de la inteligencia estadounidense dan por muerta a esta figura de la red yihadista, pero ahora aseguran tener «fundadas razones de que fue eliminado en una de las áreas tribales de Pakistán». El argumento de peso es un mensaje enviado por Al-Qaida a foros islamistas el lunes en el que se reconoce la muerte del líder junto a su mujer, tres hijas y una nieta. El anuncio fue captado y traducido por el organismo SITE Intelligence Group, dedicado a la investigación de las páginas islamistas.

De origen egipcio -de ahí su nombre de guerra de Sheikh Said al-Masri-, sus 55 años de vida fueron un ejemplo de modelo yihadista. En los ochenta fue arrestado por ser miembro del grupo de la Yihad Islámica y estar implicado en el asesinato del presidente de Egipto Anwar Sadat. Después se unió a la causa de Bin Laden y se convirtió en uno de los fundadores de Al-Qaida. Siguió al millonario saudí hasta Sudán y posteriormente a territorio afgano, de donde se trasladó al cinturón tribal de Pakistán en busca de refugio tras la caída del régimen talibán en 2001.

Los informes norteamericanos le atribuyen la dirección del aparato financiero del grupo y, como él mismo reconoció en una entrevista concedida a la cadena paquistaní GeoTV en 2008, la participación en los atentados del 11 de septiembre. El FBI le acusó de transferir dinero a tres de los secuestradores de los aviones -Mohammed Atta, Marwan al-Shehhi y Wal al-Shehri- a través de cuentas bancarias en Dubai. La Comisión de Investigación del 11-S, sin embargo, recogió unas supuestas declaraciones suyas en las que se oponía al ataque a las torres «por el temor a la respuesta americana».

Los medios paquistaníes, en los que las agresiones con drones (aviones no tripulados) dentro de sus fronteras tienen una gran repercusión, hablan del 'número tres' de Al-Qaida como una persona «capaz de aprender el idioma pastún», lo que le hizo «muy cercano al mulá Omar», líder espiritual y político del movimiento talibán.

Pakistán mantiene más de 100.000 hombres desplegados en su frontera norte y Estados Unidos ha incrementado los ataques de aviones no tripulados, acciones que cuentan con la colaboración de los servicios de inteligencia de Islamabad. Es la estrategia que complementa a las recientes ofensivas de la OTAN en Helmand y Kandahar, al otro lado de una frontera cada vez menos segura para la insurgencia. El objetivo norteamericano en la región es el fin de Al-Qaida y los grandes líderes del grupo están siendo eliminados en suelo paquistaní.