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Los afectados permanecieron en la calle, a la espera de la visita del arquitecto municipal. :: L.R.
EL PUERTO

«Aunque se nos caiga encima, queremos estar en casa»

Los vecinos desalojados del edificio derruido de la calle Santa María han vuelto a sus hogares y estudian emprender acciones legales

LOLA RODRÍGUEZ
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«Aunque se nos caiga encima el techo, preferimos estar en nuestras casas». Después de tres días viviendo de prestado en casas de familiares, los 13 propietarios e inquilinos del número de la calle Santa María regresaron a sus hogares. Pero el episodio negro que comenzó en la mañana del viernes, cuando se desplomaron dos pisos por el mal estado de la azotea, no ha terminado.

Pese a que el arquitecto municipal dio ayer su visto bueno al estado de la estructura de las viviendas y su habitabilidad, los vecinos tendrán que efectuar obras de reforma para garantizar al cien por cien la estabilidad del inmueble.

«El arquitecto municipal estuvo cinco minutos, y con eso no nos quedamos tranquilos». Cristina Velázquez, una de las afectadas, explicó que los vecinos se están poniendo de acuerdo para contratar a un perito que diagnostique cuáles fueron las causas del derrumbe a fin de contemplar la posibilidad de denunciar a la propietaria del segundo piso que se desplomó, se llevó por delante al primero y llenó de escombros el obrador de panadería del bajo. Esta mujer disponía de un plazo de tres meses concedido por el Ayuntamiento para arreglar su casa. La aseguradora, por su parte, ya les ha anunciado que no se hará cargo de los daños. Desde el Ayuntamiento informaron de que un vecino continúa fuera de su casa y que la concejalía de Bienestar Social se hará hoy cargo de su caso.

Desolación

El propietario de la panadería Santa María, de la familia Gómez de Requena, se mostró desolado por la pérdida de su casa y de su negocio, en el que tendrá que invertir una suma de dinero para restablecer a su estado original. «Tengo a seis empleados asegurados que se han quedado en la calle. No sabemos que será de nosotros, porque si no trabajamos, no comemos». José Antonio Moscoso dio gracias por haber salvado la vida.