«El miedo siempre será de los rivales»
El técnico portugués presume de palmarés, de revalorizar a sus jugadores y de dotar a todos sus equipos de una fortaleza mental decisiva José Mourinho se presenta como nuevo entrenador del Madrid con una «autoestima» desbordante
MADRID.Actualizado:'Pa'chulo, yo, pero porque puedo'. Nació hace 47 años en Setúbal pero, durante su presentación como técnico del Real Madrid para las próximas cuatro temporadas, Mourinho demostró que podría ganar un concurso de castizos en el madrileño barrio de Chamberí. La «autoestima» y la «autoconfianza» son sus grandes aliados. Presumió de una vasta riqueza y cultura tácticas, al haber trabajado en Portugal, Inglaterra e Italia, de palmarés, de capacidad de trabajo, de buen psicólogo y de no temer a nada ni a nadie. «El Madrid y yo somos lo mismo; no soy un falso humilde», sentenció antes de remarcar que es uno de los mejores técnicos del mundo porque ha ganado todos los títulos que se pueden conquistar. Méritos sobrados para sentarse en el banquillo del Bernabéu, una 'silla eléctrica' por la que han pasado ocho preparadores con Florentino Pérez.
Garantizó que revaloriza a casi todos sus jugadores, con los que establece una relación de «empatía» que perdura más allá de los contratos, que le encanta la presión porque la transforma en motivación, y que serán los rivales los que se asustarán de enfrentarse al Real Madrid, nunca al revés. No prometió títulos porque «fútbol es fútbol», parafraseando al gran técnico serbio Vujadin Boskov, pero sí ve factibles éxitos corto plazo. Matizó, empero, que el mejor año de un técnico suele ser el segundo, como demostró al conquistar las 'Champions' con el Oporto y el Inter, y que para dotar a un equipo de una identidad muy definida, hacen falta varias temporadas.
Sabe 'Mou' que el madridismo le ve como el técnico capaz de desquiciar al Barça, donde es un tipo odiado. Y lo asume con cierta arrogancia. «No soy el anti-Barça. Sólo me preocupa el Madrid. Es un grandísimo rival, nada más. Si me odian es un problema de ellos, no mío». Comenzó la batalla psicológica al preguntarse en público si sería posible medirse a los azulgrana ya en el arranque de Liga. «Con el Chelsea me enfrenté en la primera jornada al Manchester United y con el Inter en la segunda al Milan. Así el trabajo es más fácil. No hace falta motivar a los jugadores», dijo.
Prometió que no cambiará un ápice de su personalidad, con todas las «cualidades y defectos», y confesó que del Madrid le atraen su historia, sus frustraciones de los últimos años y sus expectativas de ganar. «Entrenar a este equipo es un orgullo muy grande pero lo bonito, bonito, bonito es ganar títulos en este club, no dirigirlo». No dejó muy claro si había nacido para el Madrid y negó que se trate del mayor desafío de su carrera, pero sí confesó que no conducir a este equipo supondría un «hueco» en la trayectoria de todo gran entrenador que se precie.
Entra en una fase «de diagnosis» pero avanzó que no piensa en transformaciones radicales. «La base de la plantilla es buena», aseguró antes de vaticinar que no será un verano pródigo en noticias sobre fichajes. Apenas tres o cuatro y más de perfiles concretos de jugadores y de posiciones que de nombres. ¿Españoles? «La identidad de un equipo no tiene nada que ver con la nacionalidad de sus jugadores», sentenció. Entendió que se le asocien algunos nombres como Maicon, Lampard o Ashley Cole, pero por esa «magnífica relación personal» que mantiene con todos ellos. Incluso al referirse a su paisano Cristiano Ronaldo insistió en la idea de que «siempre el equipo está por encima de las individualidades».
«Raúl no es uno cualquiera»
Utilizó una pregunta sobre Raúl para jactarse de no perder el tiempo. «Hablé con él esta misma mañana». El contenido de la conversación queda entre capitán y entrenador, lejos del periodismo. Pero sí dejó entrever que el '7' decidirá si cumple o no el año que le resta de contrato. «Él ha hecho historia en el Madrid y yo acabo de llegar. No puedo tratarle como a un jugador cualquiera», reflexionó. Y, sin más, emplazó al futbolista a conversar con el club.
Evitó hablar de Pellegrini y del pasado blanco por respeto y ética profesional pero recordó que el Madrid no será cabeza de serie en el sorteo de la 'Champions'.
Se mostró agradecido al Inter, evitó aconsejar a Moratti sobre su sucesor y demostró que ya es el nuevo técnico blanco. Simplemente, 'Mou'.