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EXPANSIÓN 'MADE IN CHINA'

Las tiendas asiáticas hacen de la crisis una oportunidad y cambian la fisonomía del comercio gaditano

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Han conseguido vencer todos los mitos y leyendas que se ceban con los inmigrantes orientales. Incluso responden con media sonrisa cuando a alguien le da por repetir algún chiste malintencionado -que no hay gatos en los restaurantes, que nunca se ha visto el entierro de un chino-. Desde que desembarcaron en la provincia siempre han mantenido una actitud discreta y silenciosa. Respetan las costumbres, participan poco en la sociedad y pasan desapercibidos. Su especialidad es el sector servicios, en el que han descubierto el secreto para resistir la crisis mejor que nadie.

Local que echa el cierre, local en el que pone el ojo un inversor asiático. Con pago al contado, se han hecho un hueco en el corazón comercial de las ciudades y han conseguido duplicarse en los últimos dos años. Sólo en Cádiz capital se acercan ya al centenar, según un estudio de seguimiento de la Unión de Comerciantes.

Son curiosos los casos de establecimientos como el que ahora ocupa la tienda de máquinas de escribir de la calle San Francisco, que pronto será un negocio oriental o el comercio de ropa de Eutimio, en la calle Pelota, esquina con la plaza de la Catedral, reconvertida en una zapatería asiática.

Los empresarios tradicionales observan extrañados esta expansión del 'made in China', que ya se cuela por otros sectores como la alimentación, las peluquerías o las cabinas de masaje.

Lo advierte José Domingo Prieto, asesor de la Federación Provincial de Comercio (Fedeco), que dice no explicarse esta floreciente multiplicación de establecimientos en plena crisis.

Las claves del éxito las atribuye a los amplios horarios y a los bajos precios, dos aspectos que, en ocasiones, pueden rozar la ilegalidad. El empresario advierte de que se ha encargado un estudio en todas las ciudades para tener una idea clara de la situación en la que se encuentran estos negocios. «Que vaya por delante que no tenemos nada en contra de que un ciudadano chino, marroquí o italiano abra un establecimiento en la provincia, pero queremos jugar todos con las mismas reglas». Con el comentario se refiere a las exigencias de la Ley de Comercio sobre horarios de apertura y hace referencia a la normativa laboral en cuanto a la contratación de trabajadores.

Los más adelantados en cumplir con el encargo son quizá los comerciantes de la capital. Una vez cerrado el documento lo han presentado a la Delegación del Gobierno de la Junta, porque el control es competencia de varias consejerías. José Ramón Carro, secretario de la asociación, asegura que entre las irregularidades detectadas se encuentran la falta de hojas de reclamaciones y, fundamentalmente, el horario. «No tienen ningún tipo de control. Abren hasta 14 horas al día y no hay comercio tradicional que pueda mantener eso. Es una competencia claramente desleal», insiste el empresario.

Bajo sospecha

En el informe presentado a la Delegación del Gobierno también hablan de problemas con el etiquetado y la presencia de falsificaciones. «En este aspecto, las inspecciones de consumo de la Junta han resultado bastante efectivas. Son capaces de detectar rápidamente cuándo hay productos ilegales y activan la alarma para retirarlos del mercado», resalta Carro. De hecho, una de las últimas operaciones de la Guardia Civil terminó con la incautación de 11.000 artículos de contrabando en bazares chinos. Pero eso no significa que se incumpla las normas únicamente por ser extranjeros. La organización de consumidores Facua hace una llamada de atención cuando se trata este tipo de temas: «dejemos de llamarlas tiendas de chinos y de relacionarlas con todo lo malo, son establecimientos de multiprecios y tienen el mismo tipo de problemas que cualquier otro regentado por un gaditano». David Cifredo, secretario provincial del colectivo, insiste en que «no hay una incidencia especial en cuanto a consumo».

En lo que respecta a la cuestión laboral o de horarios, recalca que «eso no lo llega a percibir el cliente, es competencia de las autoridades». No obstante, asegura que su organización es «firme defensora» de que exista un control férreo en todo tipo de establecimientos.

A la hora de pedir explicaciones a los señalados, se muestran reacios. Se mantienen en una línea de discreción y huyen de la polémica. Solicitando el anonimato de antemano, varios comerciantes asiáticos aseguran a este medio que «cumplen la ley y trabajan duro para sacar adelante sus negocios». También dicen que la crisis les está pasando factura. Poco dados al asociacionismo, tan sólo hay un colectivo en España que los agrupe, pero no cuenta con ningún afiliado en la provincia, según explican desde la Asociación de Comerciantes Chinos de España, por lo que se niegan a hacer cualquier tipo de declaración.

En todo caso, la proliferación de tiendas chinas está cambiando la fisonomía del comercio gaditano y las pautas de consumo de los clientes, animados por la libertad de horarios y de precios.