En el archivo, sin móvil y sin acuerdo
El secretario de la Fundación Alberti que denunció a Asunción Mateo ha recibido esta semana el pago de tres de sus nóminas atrasadas
CÁDIZ.Actualizado:Empieza a verse algo de luz entre tanta oscuridad. La que esta semana ha ensombrecido a la Fundación Rafael Alberti, su presidenta María Asunción Mateo y uno de los secretarios de la misma, Manuel Martínez. Lo que al principio eran conjeturas se ha materializado en una realidad. Una realidad en forma de denuncia, la interpuesta por el secretario hacia la viuda del poeta. Tras el acto de conciliación celebrado el día 12 sin avenencia entre las partes, Martínez presentó denuncia por acoso laboral e impago de nóminas ante el Juzgado de lo Social de Cádiz. El motivo de la misma son los retrasos continuados en el pago de las nóminas del denunciante «sin causa justificada» y el acoso laboral sufrido durante varios meses. Según ha podido saber este medio, la situación se hizo tan insostenible para el que ha sido y de momento es secretario de la Fundación -son diez ya los años en el cargo- que le llevó a estar cinco meses de baja médica.
Al parecer, sólo después de que la noticia saltase a los medios, esta misma semana, Manuel ha recibido parte de los honorarios que le quedaban pendientes, en concreto tres nóminas. Pero su estado dentro de la fundación continúa siendo precario, limitándose por orden de Mateo a las labores de archivo. También se le ha retirado el móvil corporativo.
Ante estos hechos, a finales de la semana pasada Martínez Cordero remitió un escrito al Ayuntamiento de El Puerto que en la actualidad está siendo investigado por los técnicos de Cultura. En él, el secretario denunciaba varias irregularidades por parte de Asunción Mateo en el ejercicio de su función como presidenta. Durante estos días se ha desvelado parte de su contenido, aún por confirmar por alguno de los implicados.
En algunos medios de comunicación se ha hecho público que en el documento se detalla la realización de operaciones mercantiles con la fundación por parte de Mateo a través de la Sociedad el Alba del Alhelí S.L. de la que ella es administradora única. Asimismo, se habla de otras irregularidades como el pago de varias facturas presentadas por las que cobró en concepto de derechos de autor a la fundación, y otra que consistió en la compra de serigrafías por 725 euros que la viuda facturó después a la fundación por una cantidad muy superior, 3.480 euros. Todo sin contar con la oportuna autorización del Patronato de la Fundación y el Protectorado de Fundaciones. También el pago a su jardinero particular de trabajos en la fundación sin factura mediante talones al portador.
Lo que también parece aclararse es el número de personas afectadas por los hechos que denuncia Martínez. Aunque se habló de que podría haber algún otro perjudicado, fuentes próximas a la fundación han desmentido que haya queja alguna por parte de otro empleado.
En estos momentos, y según las mismas fuentes, el secretario se encuentra tranquilo y no muestra una excesiva preocupación porque pudieran apartarle de sus funciones, ya que, según aseguran, «la dignidad de un trabajador está por encima de cualquier salario». El órgano supremo de la Fundación Rafael Alberti es su Patronato y la viuda del poeta, María Asunción Mateo, su presidenta.