Un gol contra la guerra
One Goal se constituyó como club en 2001 y hoy día se ha convertido en un icono de paz para el mundo Un equipo formado por amputados por el conflicto de Sierra Leona protagoniza una muestra que visita Cádiz
CÁDIZ. Actualizado: GuardarNo juegan en grandes estadios ni se lo rifan los clubes más selectos por cantidades desorbitantes de dinero. Tampoco son grandes estrellas mediáticas pero para ellos, el objetivo es el mismo: jugar al fútbol.
A primera vista nadie puede imaginarse el horror que han sufrido durante los años de guerra que vivió Sierra Leona y cuyas consecuencias aún están muy presentes en el país. Ellos fueron niños soldados y cada día, al despertar, ven los restos de conflicto en sus propios cuerpos mutilados.
Pero la rabia, el dolor, la impotencia quedó atrás en el mismo momento en el que se encontraron y formaron un equipo, una piña. Al principio fueron unos pocos y ahora se han convertido en un icono de paz para el resto del mundo.
Allá por donde van dan una lección de superación constante. La entrada de la quincena de jugadores de One Goal inundó de pasión y energía positiva el patio del Palacio de Congresos. Al ritmo que marcaba un viejo timbal y sus voces, algunos de sus componentes dejaron la muleta aparcada en la columna y comenzaron a bailar. Todos los que pasaban por allí, miraban en silencio.
Después, todos juntos, en equipo, recorrieron la exposición de fotografías, sus fotos, cantando y moviéndose al compás, todos como si fueran uno solo.
Sergi Agustí, autor del documental 'One Goal' que les ha dado a conocer, ya no puede desengancharse de ellos. Es la energía que irradian allá por donde van. «Lo han conseguido a través de convertirse en equipo, estar juntos y compartir las mismas inquietudes, los mismos problemas y los mismos sueños. Esto les ha dado la fuerza para encontrar un camino».
Desde que se constituyeron en 2001 como club deportivo han ido aprendiendo a ver la vida de otro modo y sobre todo, a jugar al fútbol. A través del deporte recogen a otros que también fueron niños soldados como ellos y que, viéndose incapaces de hacer nada para la sociedad, se abandonaron en la calle para pedir limosnas. En 'One Goal' no hay sitio para la autocompasión, aunque te falte una pierna o un brazo. Ofrecen a otros que han pasado por lo mismo la posibilidad de integrase en la sociedad y, cada día, les demuestran que es posible lograrlo.
En el documental grabado por Sergi Agustí no se aprecian lamentos, sino todo un repertorio de ingenio para ganar el partido. Cuando se le pregunta al delantero hacia donde chuta el balón para encajar el balón, éste responde que «hacia el lado del portero donde le falta el brazo».
De ser un pequeño grupo en 2001, el proyecto ha pasado a contar en la actualidad con ocho equipos. Les enseña que hay otra forma de vivir la vida. Ellos mismos son profesionales del fútbol, incluso lo dicen en su pasaporte. «Profesión: futbolista»