Dos adolescentes de La Línea fingen un intento de secuestro para faltar a clase
Se inventaron que unos magrebíes trataron de introducir a uno de ellos en un coche en mitad de la calle cuando se dirigían al colegio
CÁDIZ. Actualizado: GuardarCuando alguna noticia de desaparición de menores provoca la psicosis en la opinión pública, aparece siempre el miedo a las furgonetas blancas. Vehículos que, según la leyenda urbana, merodean por las zonas infantiles para secuestrar a niños por sorpresa y que, en la mayoría de los bulos, suelen ser conducidas por extranjeros.
A un arquetipo parecido se ajustaban los falsos secuestradores que un joven de 14 años de La Línea inventó, el pasado lunes, para buscarse una coartada a una travesura tan inocente como hacer novillos. Según contó a un familiar y luego a la propia Policía un grupo de magrebíes lo intentaron meter en un vehículo, aunque en lugar de la temida furgoneta blanca, los raptores de su fantasía conducían un BMW.
El niño se inventó el falso secuestro ante un tío suyo, quizá sin imaginar que éste lo obligaría a acudir a la Policía Nacional para denunciar el rapto. Para colmo, cuando se encontró ante los agentes, el adolescente en lugar de retractarse y confesar su mentira, la hizo crecer como una bola de nieve, dando todo tipo de detalles.
Según contó a la Policía, unos hombres, montados en un BMW, se acercaron a él cuando andaba por la calle Pedreras camino de su colegio. Querían preguntarle por una dirección, pero por sorpresa el copiloto intentó meterlo a la fuerza en el coche.
Según la versión del chico, un amigo del colegio que pasaba por allí se acercó corriendo y logró ayudarle, ocultándolo después en su propia casa. En este punto, sin embargo, la mentira del joven se hundió bajo sus pies, ya que amigo, al ser llamado a declarar a la comisaría, se derrumbó y confesó que ambos habían urdido el bulo para faltar a clase. Los novillos quedaron ensombrecidos por la denuncia falsa, un delito por lo que han sido puestos en manos de la Fiscalía de Menores de Algeciras.
La Policía recordaba ayer que la travesura de los jóvenes obligó a activar un completo dispositivo de investigación, con multitud de medios, esfuerzo y tiempo que se dedicaron en vano a encontrar a una banda de 'secuestraniños' que ni siquiera existía; lo que, además de un gasto inútil, los desvió de sus verdaderas funciones.
Mentiras como estas, además, corren el riesgo de causar el pánico y la psicosis en parte de la población, y de despertar brotes xenófobos, como ocurrió hace un año en el pueblo cordobés de Guadalcázar cuando un niño de 11 años se alarmaba al acercársele un coche con cinco rumanos. Asustado, avisó a sus padres y los rumanos fueron apaleados por los vecinos.