Un error lamentable
Actualizado:Quiero desde estas líneas rendirle homenaje a mi querida madre, y a la vez pedirle disculpas si me equivoqué en la decisión tan dura que tuve que tomar el pasado año en el mes de marzo. Mi madre es víctima como tantas otras personas de esta enfermedad tan cruel como es el Alzheimer. Cruel, porque no te pueden expresar sus sufrimientos ni sus problemas. Cuando ya no hablan, ni te pueden decir lo que sienten o les sucede, tú tienes que ser ellos y adivinar lo que quieren o necesitan. Éste ha sido nuestro caso. Casi todo Cádiz la ha conocido. «Doña Mª Paz» (Garrido), como la llamaban sus clientes, era la propietaria del tan famoso estanco de la c/ Ancha. La dura decisión a la que me refería fue la de tenerla que ingresar en un geriátrico, que en este caso fue Gades, en la antigua clínica del doctor Rubio. La sensación de abandono que sentí al dejarla por no poder seguir atendiéndola personalmente, por motivos de salud, me ha estado atormentando todos estos meses. Al principio, pareció que se adaptaba, pero al llegar septiembre las cosas se complicaron. Empezaron a aparecer úlceras en los pies, y empezó a negarse a comer, hasta llegar a un estado que la ha llevado al borde de la muerte. El 7 de enero tuvo que ser hospitalizada en Puerta del Mar, con paralización renal debido a la deshidratación, y úlceras. Me dijeron en el centro que llevaba 3 días sin tomar ni agua, cosa que no entiendo por qué no nos comunicaron ya que íbamos casi todos los días. Su estado ha sido muy grave, hasta que por fin remontó, ya que es una luchadora nata y decidió quedarse con nosotros. Creo que lo que nos decía con su «huelga de hambre» era que no estaba de acuerdo con su entorno, y yo tampoco estaba de acuerdo con la forma en que la llevaban en este centro, porque día a día iba viendo cosas que no me gustaban y aunque me quejaba al personal o a la propia directora, todo seguía igual. En noviembre empecé a buscar otra residencia para trasladarla, pero no es tan fácil encontrar una plaza. Hoy, está completamente estabilizada: come, sonríe y está tranquila. Está en la Residencia Alvernia. Doy las gracias desde aquí a todo el personal del centro, así como al equipo directivo, ya que con sus atenciones, cariño y respeto (que es lo que estas personas más necesitan), ella va hacia delante. De nuevo te pido perdón por mi error y gracias por habernos dado la oportunidad de demostrarte lo mucho que te queremos.