«Hasta he llegado a robar comida para poder alimentar a mis hijos»

Es difícil entablar conversación con una empleada de Sergesa que no tenga detrás una historia dramática que se está volviendo aún más dura por el impago por parte de la concesionaria.

Ya no se trata sólo de que muchos estén acudiendo a los comedores sociales, que los caseros estén notificando desalojos a otros, que a buena parte les hayan incluido en la lista de morosos, o que algunas comuniones no se hayan podido celebrar. Lo más grave es que muchas de estas mujeres que son el único cabeza de familia ya no tiene ni con qué alimentar a sus hijos.

Una de ellas, que no quiso decir su nombre, contaba ayer que no le daba vergüenza reconocer que ha robado comida en una gran superficie para poder poner algo en el plato de sus dos hijos. «Cáritas dice que como tenemos nómina no pueden ayudarnos más, los asistentes sociales lo mismo, y me vi obligada a llevarme algo de carne picada y embutidos», explica entre lágrimas y asumiendo los tres fines de semana de arresto domiciliario que le han caído por ello. Otra, con la voz cargada de rabia, se quejaba de que «yo no le puedo dar pescado a mi hijo, pero la alcaldesa y los suyos se han puesto las botas en la Feria».