«Estamos tranquilos y hasta contentos con lo ocurrido»
Los trabajadores de la entidad en la provincia están aliviados tras la intervención del Banco a la Caja cordobesa
CÁDIZ.Actualizado:Los más agoreros vaticinaban escenas similares al «corralito» argentino, con avalanchas de personas retirando su dinero. Sin embargo, la calma más absoluta se instaló ayer las oficinas de Cajasur en la Bahía, en el primer día hábil después de que el Banco de España anunciara que asumía su control.
«Queremos transmitir un mensaje de tranquilidad», explicaba el empleado de una sucursal de la provincia. «Aquí no ha habido ni líos, ni colas», describe el bancario en un inicio de jornada que se desarrolló de una manera muy parecida a cualquier día de trabajo en la entidad.
Desde el punto de vista laboral, los trabajadores de CajaSur apartan, al menos por el momento, cualquier temor. Según dicen, cuentan con «la confianza de que la Caja la tiene el Banco de España y dá tranquilidad que sea este organismo el que haya tomado las riendas». Tras el suspense, los empleados respiran: «Estamos tranquilos y hasta contentos», se atreven a afirmar de la entrada en juego del Fondo de Regulación y Ordenación Bancaria.
Cajasur despliega 18 oficinas por la Bahía, cinco de ellas en la capital. Entre ellas, una de la más llamativa es la que se encuentra en el interior del Ayuntamiento. Se trata de la Oficina de Recaudación, conveniada con la administración municipal desde hace varios años.
La empleada que se coloca al otro lado del metacrilato asegura que el anuncio «no ha afectado» al ritmo cotidiano de atención al público. «Nadie ha comentado nada, ha sido un día de total normalidad», refiere sobre una clientela que normalmente acude pagar sus impuestos. De hecho, ese trámite supone el 90% de la tarea diaria, a la que se suma el abono de recibos.
«Ni Carnaval ni fútbol»
Uno de los temores era la posible influencia en la Obra Social. «Hasta el viernes todo seguía igual», comentan desde la central provincial, que de todos modos desvela que su aportación es más modesta que la de otras entidades.
«Nosotros no nos dedicamos ni al Carnaval ni al fútbol», deja dicho el empleado de una manera tan gráfica que no hace falta citar nombres. Su trabajo en este campo está ligado al paraguas de la Iglesia, y la mayor parte de su contribución se vuelca hacia el capítulo asistencial.
De puertas afuera, hay diversidad de opiniones. «Incertidumbre» es un término que subyace en los argumentos de Sebastián Gil, que acude a la oficina de Puerto Real para hacer gestiones sobre las pensiones de sus padres, ya mayores.
«En estos momentos de crisis, que esto le toque a la empresa donde tienes depositado tu dinero, te da algo de desconfianza», refleja con miedo. Gil se siente desarmado frente a las altas esferas: «La mayoría de las veces no te enteras: el Banco de España lo tapa para no crear alarma social, y el Gobierno le sigue la corriente», opina. Ante dicha tesitura, este puertorrealeño tiene sus dudas: «Ahora ¿qué hago?, ¿cojo las pensiones y los ahorros de toda una vida de mis padres y los saco?», se pregunta. Él prefiere no crear alarma entre los suyos: «Están ajenos, y ni se me ocurre contarles nada», confiesa. «A los mayores les entra miedo nada más oír el nombre del banco», refuerza.
Esta visión contrasta con la de Juan Moreno, que acaba de salir de la oficina central en Columela.. «Yo estoy tranquilo», asegura sobre su relación con una caja a la que lleva vinculado años. «Se está creando más alarma de la cuentae, igual que con otras muchas cosas hoy en día», opina el veterano cliente, que insinúa intereses políticos en el origen el conflicto.
Mientras, él duerme tranquilo aunque sus ahorros no estén bajo el colchón. Cuenta ovejitas con la tranquilidad de que «es el Banco de España el que ha inyectado él dinero».