DONDE SE MERECEN

El Xerez vuelve a ser equipo de Segunda A y el cadismo más visceral celebra la desgracia del vecino como corresponde en un fútbol en el que la caballerosidad no existe y sólo se desea el mal ajeno; sobre todo cuando en casa las cosas no marchan como uno se había imaginado y esa utópica maniobra en la que los de la capital iban a tomar el relevo de los xerecistas se ha tornado en un gran agobio por mantener la categoría y vérselas a cara de perro la próxima temporada. Que los jerezanos estén de nuevo en la categoría de plata no ha de extrañar a nadie. Lo que de verdad es digno de admiración es que Gorosito haya conseguido que el equipo haya llegado vivo al último partido cuando los más pesimistas apostaban por un grupo ya defenestrado en Navidad.

Así que podemos decir que, por entidad, presupuesto y masa social, los azulinos están donde se merecen. En Cádiz, el ejercicio también está resultando bastante frustrante porque da la impresión de que en estos años previos a su centenario la entidad cadista se empeña en mostrar su rostro más decepcionante en el que una nefasta gestión le ha conducido a consumar un descenso y estar ahora a las puertas de otro.

Si finalmente se consigue la salvación, el club capitalino también estará donde se merece aunque tantos errores acumulados justificaran un duro castigo. El problema para los amarillos no se resolverá con la permanencia porque da la sensación de que los actuales gestores tropiezan una y otra vez en la misma piedra y no aprenden de sus errores. Cabría plantearse si la etapa de Antonio Muñoz ha tocado fondo y es necesario un relevo institucional, pero entonces es cuando uno se echa a temblar porque miras a los cuatro puntos cardinales y nadie es capaz de levantar la mano diciendo aquí está el tío, señal inéquivoca de que ni permaneciendo en Segunda A se habrá resuelto la eterna cuestión.