Obama firma un memorándum para impulsar la fabricación de automóviles más limpios y eficientes. :: EFE
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Obama blinda al ciudadano ante Wall Street

El presidente saca adelante en el Senado una reforma financiera que ponga orden en los mercados para evitar una nueva crisis

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Los números eran grandilocuentes, la mayor reforma financiera desde los años 30, pero su capacidad de calmar a los mercados después de que Wall Street se gastara diariamente más de un millón de dólares (casi 807.000 euros) en influir en el resultado resultaba sospechosa. De lo que no cabía duda es de que Barack Obama podía al fin presumir de haber cumplido con su promesa de apretarle las clavijas al sector financiero.

«He dicho muchas veces que la recesión de la que estamos saliendo estuvo causada primordialmente por la falta de responsabilidad y de supervisión de Wall Street y Washington», recordó el presidente. «Es parte de la razón de que nuestra economía casi se desplomase. Es lo que ha llevado a incontables embargos, al fallo de los bancos comunitarios y de la pequeña empresa, a una cascada de pérdidas de empleo que ha dejado a millones de estadounidenses sin trabajo. Por eso hice de la reforma de Wall Street la prioridad de mi mandato, para que esta crisis no vuelva a ocurrir», prometió.

Como ocurrió con la reforma sanitaria, su otra gran promesa cumplida, la ley que aprobó el jueves el Senado es cuando menos floja, motivo por el que dos legisladores demócratas no se sintieron capace de votarla. El partido gobernante obtuvo, sin embargo, el apoyo de cuatro republicanos que le permitieron aprobarla por 59 a 39, incluyendo al senador que obtuvo el escaño de Ted Kennedy por Massachusetts.

En ella no se soluciona el problema de las instituciones financieras consideradas «demasiado grandes para caer», y que por tanto pueden asumir riesgos mayores porque tienen a toda la sociedad como rehenes en caso de que les toque perder. Pero se atribuye a la Reserva Federal grandes poderes de control, supervisión e intervención.

Además de limitar su capacidad de endeudamiento y recomendar el capital que necesitan para cubrir pérdidas potenciales, la Reserva Federal junto con el Departamento del Tesoro y el Fondo Federal de Garantías de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés), tendrá la capacidad de intervenir y liquidar a las instituciones financieras en peligro, repartiendo las pérdidas entre acreedores y accionistas.

Se intenta así evitar el colapso descontrolado de empresas como Lehman Brothers, que precipitó la crisis, o el forzado rescate de AIG, que costó a los contribuyentes 161.000 millones de euros en préstamos. Pero queda en el aire la propuesta aprobada por la Cámara de Representantes en diciembre de crear un fondo de 121.000 millones con impuestos a la banca para que el sector financie su propio rescate. La versión del Senado rebajaba esta cifra hasta poco más de 40.000, que al final ha desaparecido por completo para contentar a la oposición. Es una de las muchas diferencias que tendrán que ser reconciliadas al fundir las dos versiones de la ley.

Empresas de riesgo

Otro de los avances trascendentales se produce en el sector de los derivados, complejos productos de ingeniería financiera en torno a los que se armó la burbuja. Tendrán que comercializarse ahora a la luz pública de un mercado de intercambio al estilo del de los valores bursátiles. Los actores en juego, ya sean bancos de inversión, 'hedge funds', etc... tendrán que registrarse con la SEC, organismo supervisor de la Bolsa, y someterse a su regulación, así como incluir una porción del riesgo en su propia hoja de balance. La SEC designará también a los miembros de una nueva agencia que regulará a las empresas de riesgo, mientras que el Tesoro vigilará a las aseguradoras.

Lo que llegará más al ciudadano de a pie será la creación de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, que examinará a los prestamistas y bancos con más de 80.000 millones en activos. Sólo que en la versión del Senado esta oficina se constituye dentro de la Reserva Federal en lugar de como agencia independiente, lo que limita la supervisión del Congreso. Obama espera poder firmar la versión final antes del receso veraniego para concentrarse en la campaña electoral de noviembre, en la que se renovará el Congreso y un tercio del Senado. Será precisamente esta ley el mejor instrumento que tendrán los legisladores demócratas para convencer a sus votantes de que no se han vendido a Wall Street, como se les acusa.